Trastorno de pánico y agorafobia

El trastorno de pánico, conocido como trastorno o enfermedad "ataque de pánico" en nuestra sociedad, es un ataque de miedo a corto plazo que ocurre repentina e inesperadamente y causa síntomas físicos y cognitivos. Aunque estas convulsiones se observan en muchos otros trastornos psicológicos, ocurren inesperadamente en el trastorno de pánico. Por lo tanto, las personas viven con el miedo de volver a sufrir ataques de pánico más adelante en sus vidas o se preocupan por las consecuencias de sus ataques (por ejemplo, un ataque cardíaco, volverse loco y perder el control). Los ataques de pánico no siempre aparecen solo como un problema psicológico, sino que también son otros problemas físicos. o problemas psicológicos acompañan a los ataques, o los ataques pueden ocurrir junto con otro problema mental o físico. Durante un ataque de pánico, las personas pueden experimentar taquicardia, sudoración, temblores, sensación de dificultad para respirar, sensación de asfixia, dolor en el pecho o malestar en el pecho, náuseas o malestar estomacal, mareos, sensación de frío o calor, hormigueo, entumecimiento, entumecimiento, desrealización. (pérdida de la sensación de realidad), despersonalización (percepción de separación del propio cuerpo), miedo a volverse loco o perder el control y miedo a la muerte. Los primeros ataques suelen ocurrir fuera del hogar, y dado que los síntomas que se presentan en los ambientes donde se producen estos ataques alteran la funcionalidad de la persona, estos ambientes se perciben como peligrosos. Así, día a día, la persona evita entrar en lugares, entornos o situaciones donde se producen agresiones, u organiza toda su vida en torno a esta situación. A veces las personas tienen los mismos miedos y ansiedades en una situación agorafóbica. La agorafobia significa literalmente miedo al espacio. Por ejemplo; Al utilizar el transporte público (coches, autobuses, trenes, aviones), estar en espacios abiertos (aparcamientos, puentes, mercados), estar en lugares cerrados (tiendas, cines, etc.), esperar entre una multitud o en una cola, o Salir solo de casa, todo esto causa miedo en las personas, o puede causar ansiedad, y después de un tiempo, la persona comienza a evitar activamente estas situaciones agorafóbicas y, a veces, se puede observar evitación cognitiva en las personas (por ejemplo, contar, pensar). de otras cosas, sugestión, imaginar estar en otro lugar o situación, etc.). Como resultado de todas estas evitaciones, continúa exponencialmente con miedo y ansiedad intensos. El miedo y la ansiedad no son malos matar. El propósito de estas emociones es preparar la mente y el cuerpo de la persona para afrontar el peligro.

Un cierto nivel de ansiedad nos permite sobrevivir, pero cuando comienza a amenazar seriamente nuestra funcionalidad en la vida y trastorna esta funcionalidad, comienzan a surgir diversos problemas. No hay que olvidar que; La ansiedad y el miedo son reacciones que una persona puede controlar. Por este motivo, interpretar las reacciones fisiológicas percibidas como amenazantes de forma no amenazante, no huir cuando aparecen síntomas físicos o pensamientos negativos, o evitar situaciones en las que estos puedan ocurrir es la forma más efectiva de superar el miedo y la ansiedad.

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