Los avances tecnológicos actuales, las nuevas tendencias y la creciente variedad de juguetes pueden resultar muy atractivos para los niños. Los padres pueden tener fácilmente la percepción de que su hijo tiene un trastorno por déficit de atención e hiperactividad cuando sus hijos se distraen inmediatamente o tienen mucha energía. El autodiagnóstico de los padres y la búsqueda de una solución a este diagnóstico puede conducir a resultados erróneos. Los padres que creen que sus hijos tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad pueden afectar negativamente la vida de sus hijos al acercarse a ellos incorrectamente con información de oídas. Para evitar malentendidos es necesario entender qué es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es una enfermedad neurobiológica. Aparece por primera vez en la infancia. La mayoría de las veces, esta enfermedad causada por factores genéticos no es contagiosa. Se manifiesta con distracciones rápidas, movimientos incontrolados como resultado de un pensamiento rápido, y sólo los médicos pueden hacer el diagnóstico. Es posible sacar provecho de esta enfermedad, que afecta negativamente a la vida diaria, si la conocemos bien. Vivir con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, que afecta a muchos ámbitos, puede llegar a ser insoportable tanto para los padres como para el niño que ha sido diagnosticado. El proceso educativo, que abarca una gran parte de nuestra vida, también puede resultar desafiante para los niños diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. En las lecciones pueden ocurrir situaciones como alcanzar a sus compañeros, mantener su atención y alterar el orden de la clase. Esta situación puede alarmar a los padres. En los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en los niños se puede observar retraso en las tareas que ven como aburridas y actividad excesiva. Les resulta más fácil concentrarse en un trabajo interesante e intrigante. Por ejemplo, pueden optar por jugar en lugar de terminar sus tareas escolares, o pueden aburrirse y querer deambular por el aula durante la clase. Para el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, se debe consultar primero a un psiquiatra. Gracias a tratamientos farmacológicos, capacitaciones sobre el tema y terapias con psicólogos se pueden conseguir muy buenos resultados. Atención menos Aunque pueda parecer un desafío vivir con el Trastorno de Tos e Hiperactividad, se puede controlar con tratamientos correctos y en el lugar.
Nota: Este contenido ha sido preparado solo con fines informativos y no reemplaza el proceso de terapia. . Si el proceso de gestionar su estado psicológico es agotador y difícil, busque ayuda profesional.
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