¿Está usted en su momento más actual?

¿Por qué recibimos actualizaciones en nuestros teléfonos o computadoras? Los desarrolladores de programas lanzan actualizaciones para agregar nuevas funciones al software, tomar precauciones contra posibles amenazas a la seguridad o corregir errores. El motivo de estas actualizaciones es hacer que el software sea mejor y más seguro para usted.

Estas actualizaciones no son específicas para dispositivos tecnológicos. La naturaleza también se actualiza. Las hojas que caen en otoño y las serpientes que mudan de piel son ejemplos de ello. Como parte de la naturaleza, los humanos también cambiamos físicamente, lo que significa que continuamos actualizándonos a medida que envejecemos.

La mayoría de las actualizaciones se producen automáticamente. Por ejemplo, todo lo que tienes que hacer es presionar el botón de confirmación para que llegue una actualización a tu teléfono, y el resto sucederá automáticamente.

Entonces, ¿son necesarias las actualizaciones para el mundo espiritual de una persona? Podemos responder a esta pregunta con un sí. De alguna manera nos enfrentamos a las situaciones desafiantes que encontramos desde una edad temprana. Los métodos de afrontamiento que utilizábamos de niños son muy útiles para esas edades. Por ejemplo, cuando teníamos 5 años, es posible que nos protegiéramos de nuestro padre, quien frecuentemente tenía arrebatos de ira y usaba la violencia, escondiéndonos debajo de la cama o en el armario. Al escondernos, es posible que nos hayamos protegido de la violencia. Sin embargo, cuando cumplimos 35 años, no podemos protegernos ocultando o ignorando nuestros problemas. Ahora necesitamos diferentes métodos de afrontamiento que faciliten nuestro trabajo. Así que ahora necesitamos instalar una nueva actualización para nosotros.

Desafortunadamente, como ocurre en la tecnología y la naturaleza, las actualizaciones no ocurren automáticamente. No actualizamos a nuestra nueva versión cada cumpleaños. Actualizarnos es mucho más difícil que apretar un botón. La primera forma de iniciar este proceso es tomar conciencia. Por ejemplo, ¿cómo te sientes cuando tu jefe te critica? ¿Qué haces en ese momento y después? Note sus sentimientos y cierre los ojos. ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste así? La respuesta a esta pregunta depende de cuándo se enteró por primera vez de su reacción hacia su jefe. Si crees que estas reacciones te están dificultando la vida, puedes obtener apoyo de un profesional de la salud mental para actualizarte y pasar al siguiente nivel.

 

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