Escuchar es en realidad un proceso activo; cuanto más activamente escuchemos, la calidad de nuestra comunicación aumentará. La escucha activa
implica tratar de comprender los sentimientos y pensamientos de la otra parte. La forma de hacerlo es hacer preguntas. Ex. ¿Cuál crees que sea el problema? ¿Cómo evalúa esta situación? ¿Cómo te hace sentir el problema de…..? ¿Qué crees que necesita cambiar? No entiendo cómo te sientes ante esta situación, ¿puedes explicarme un poco más? ¿Qué crees que deberíamos hacer para cambiar esta situación? ¿Qué sugieres para que pueda ayudarte en este asunto?
Entonces, ¿cómo se debe negociar? Cuando experimentes un conflicto, afrontalo con calma. Respire profundamente antes de hablar
y libere la tensión mientras exhala. Por lo tanto, se estará preparando
para negociar.
No sea insistente, manténgase alejado de comportamientos groseros en los que otros lo presionen. Cuando estamos enojados, podemos sentir deseos de ser groseros
pero esto puede hacernos equivocarnos incluso cuando tenemos razón. No caiga en la trampa de ser grosero.
Reconozca las preocupaciones y necesidades del interlocutor y dígaselo,
céntrese en el resultado que satisfará a ambas partes. Demuestre que comprende a la otra parte para que ella vea que usted puede comprenderla.
Utilice un tono de voz neutral, no se enoje ni sea combativo. Porque cuando usamos un tono de voz enojado, provocamos a la otra parte. Cuando la otra parte es provocada, no te escuchará y la pelea se intensificará.
Leer: 0