Incontinencia anal (incontinencia de gases y heces)

El ano (de nalgas) es un órgano muy importante del cuerpo. Garantiza que los residuos que se forman durante el procesamiento de los alimentos ingeridos por vía oral y el aire ingerido en el intestino sean expulsados ​​del cuerpo de forma controlada. Las alteraciones en este control conducen a la incapacidad de controlar las heces y los gases como se desea, es decir, la incontinencia.

¿Qué causa la incontinencia anal?

La incontinencia de heces y gases ocurre con mayor frecuencia después de un traumatismo. El más común de estos traumas es el trauma del nacimiento. El primer parto para la mujer es una práctica que debe tener mucho cuidado. Si la incisión de episiotomía, que popularmente se define como "cosida", no se realiza durante el parto normal, pueden producirse desgarros en el perineo (entre la entrepierna).
Dado que estos desgarros a menudo afectan los músculos que rodean el ano, existe el riesgo de incontinencia fecal y gaseosa incluso si se reparan. Además, en los partos sin la asistencia adecuada, pueden producirse desgarros en el interior, aunque no haya desgarro en el exterior. Los nervios que controlan el ano pueden estirarse y volverse disfuncionales. Las cirugías de fisuras anales, hemorroides y fístulas también pueden causar incontinencia de heces y gases en ciertos niveles. Como resultado de diversas lesiones, puede producirse incontinencia al dañar los músculos que rodean el ano o los nervios que los controlan. Cuando se consulta a un médico, primero se investiga la causa del problema. Para ello se aplican diferentes pruebas y se examinan los resultados. Dependiendo de los resultados de estas pruebas se pueden aplicar diferentes tratamientos. Sin embargo, el punto definitivo es que no importa qué tratamiento se aplique, la incontinencia no se puede eliminar por completo.
En el tratamiento de la incontinencia, si hay un desgarro en los músculos, se realiza la reparación. Si no hay un desgarro evidente, primero se prueban métodos no quirúrgicos (como inyecciones rectales, biorretroalimentación, estimulación del nervio sacro). En los casos en los que no se obtiene ningún beneficio, los músculos de las nalgas se pueden fortalecer envolviendo un músculo tomado de la pierna del paciente alrededor del ano.

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