La importancia de la nutrición en invierno

Todos trabajamos duro para no enfermarnos en esas estaciones; Nos vestimos más abrigados, bebemos cosas más calientes, comemos más. Sabemos que cuanta más energía obtenemos, más nos protegemos de las condiciones climáticas frías. Sin embargo, al intentar protegernos del frío, también nos topamos con un exceso de peso. Sin embargo, con la comodidad del “de todos modos llevo ropa gruesa”, nuestro nivel decreciente de vitamina D, una vida más sedentaria, las largas noches de invierno y la disminución de la cantidad de agua que bebemos, nuestro metabolismo también se ralentiza. Sin embargo, puedes comer bien y protegerte de las enfermedades.

En primer lugar, debemos agregar fuentes de antioxidantes a nuestras vidas. Podemos colorear nuestra agua añadiendo alimentos ricos en vitaminas como el jengibre, un poco de miel, romero, canela, limón y pomelo. También podemos consumirlo caliente si queremos.

Las semillas oleaginosas como las nueces, las almendras crudas y las avellanas fortalecen tu inmunidad como fuente de omega 3 y te ayudan a mantenerte saciado con su contenido graso.

2 tazas de té verde al día puedes consumir. Acelerará tu metabolismo con los antioxidantes que contiene y te calentará.

Puedes tener especial cuidado al utilizar suplementos como propóleo, aceite de pescado y suplementos multivitamínicos durante este período.

Definitivamente recomendamos que se midan sus niveles de vitamina D durante estas estaciones. Yo lo hago. Porque su deficiencia puede provocar síntomas como cansancio y debilidad, y lamentablemente se observa en 2 de cada 3 personas.

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