Quiero establecer una comunicación adecuada con mi hijo

Creo que el dicho de nuestros antepasados ​​"Un árbol se dobla cuando aún está húmedo" tiene un significado muy consistente desde una perspectiva científica. Los niños siempre están más dispuestos que los adultos a recibir nueva información. Aunque no es un proceso fácil para un niño recibir nueva información, procesarla, aprenderla y convertirla en conducta, la probabilidad de éxito es alta si hay un poco de paciencia y constancia.

En este artículo no te ofreceré información mágica como las cinco reglas de oro para una correcta comunicación con los niños o las tres claves para criar a los hijos, que estamos escuchando mucho últimamente. Pero ¿en qué puntos nos quedamos estancados como padres? ¿Y qué tipo de modelo de comunicación deberíamos utilizar en estos puntos bloqueados? Busquemos juntos respuestas adecuadas a preguntas como éstas que nos inquietan.

Los niños también tienen los deseos de los adultos. Quieren ser comprendidos, amados, respetados y atraídos la atención. Esperan que haya cercanía emocional y que queden claras las áreas que recibirán apoyo y las que no.

     Para comenzar una comunicación adecuada, siempre se debe mantener el contacto visual al hablar con su hijo, independientemente de su edad. Los niños que son contactados mediante contacto visual no sólo entienden que lo que se dice es directamente para ellos, sino que también reciben el mensaje "Te digo esto porque creo que me entenderás". Si este mensaje se da correctamente, se forma el siguiente subconsciente en los niños. "Soy una persona importante, soy un ser que puede comprender y se espera que comprenda los deseos y pensamientos de la otra parte". El resultado de esta mentalidad no sólo fortalecerá las habilidades de escucha y comprensión de los niños, sino que también mejorará positivamente afecta el desarrollo de su confianza en sí mismo.

     Otro factor es: radica en poder escuchar pasivamente, mostrando la seriedad necesaria en lo que dicen, en lugar de limitarse a hablar activamente y dar mensajes que demuestren que estás escuchando. Un niño que siente que no es verdaderamente escuchado tiene una disminución de su autoestima. Además, pueden desarrollar actitudes negativas hacia los miembros de la familia y pueden aparecer como arrebatos de ira en la adolescencia y la edad adulta. Entonces, ¿cómo nos aseguramos de escucharlos? ¿Daremos mensajes? Cuando hablan, puedes reflejar tus sentimientos sobre lo que se dice con tus expresiones y movimientos faciales. O puedes hacer preguntas sobre lo que dicen y hacer tus propios comentarios sobre el tema. Captar sus emociones de enojo, felicidad, tristeza o emoción y darles comentarios como "Creo que esta situación te excitó" o "Entiendo por lo que dijiste que estás realmente enojado" son las mejores respuestas para demostrar que se les comprende. Los niños que se sienten comprendidos empiezan a expresarse con mayor facilidad. Los niños que pueden expresarse más fácilmente no llevan sus emociones negativas a un futuro diferente.

     Los niños son individuos, independientemente de su edad y características. Los individuos quieren ser conscientes de ser individuos y disfrutar de esta conciencia. Este es el caso debido a la naturaleza del desarrollo. Cada individuo merece y espera ser respetado de una manera que pueda comprender y sentir, independientemente de su edad y características. Desgraciadamente, en nuestra estructura sociocultural los niños generalmente se presentan como menores a los que se debe respetar y no como personas respetadas. Quizás no sepamos exactamente cómo respetar a los niños porque crecimos siendo niños irrespetados. Los niños que crecen como niños irrespetados se vuelven obedientes y más sumisos en el futuro y hacen esfuerzos adicionales para ser fuertes. Al mismo tiempo que muestran respeto, los adultos deben permitir que los niños dejen espacio para sus decisiones personales, buenas o malas, y dejarles afrontarlas incluso si las consecuencias no son las deseadas. Deben discutir sus decisiones, tanto buenas como malas, y apoyarlos para que revelen sus acciones personalmente. Si esperamos que tengan éxito en cualquier campo para poder respetarlos, lamentablemente no podemos predecir que cuando tengan éxito aparecerán como adultos que no saben respetar.

     Y hablemos de hacer sentir el amor. Qué efecto tan positivo tiene este sentimiento en los niños. El amor que los padres muestran a sus hijos determina qué tipo de personalidad tendrán sus hijos en el futuro. El futuro psicológico, mental, social y de otro tipo de los niños. La mayoría de las veces bastará con fijarse en el amor, interés y calidez que le mostró su familia cuando era niño para comprobar que se encuentra sano en muchos aspectos. Parece imposible que una persona hambrienta de amor se sienta psicológicamente fuerte y ame sin ser correspondido. Los niños crecen y aprenden principalmente al sentir el amor que sus padres se muestran entre sí. Cuanto más son testigos de este amor, más fuerte aprenden a amar. La madre y el padre se convierten en modelos a seguir para el niño con su correcta comunicación y tolerancia mutua. Deben evitar decirse palabras negativas pase lo que pase. Por otro lado, si los niños que reciben amor sólo bajo ciertas condiciones no pueden sentir amor cuando esas condiciones no se cumplen, esta situación se vuelve devastadora para ellos. Por ejemplo, un niño que sólo escucha palabras de amor cuando tiene éxito en sus lecciones puede devaluarse pensando que no será amado si no tiene éxito en sus estudios. Se considera bastante normal que un niño que experimenta este sentimiento de inutilidad vea en el futuro una estructura personal dañada. La forma más saludable de demostrarles nuestro amor es expresar nuestro amor con palabras en cada momento, sin importar las circunstancias, demostrarlo con nuestras acciones y darles la confianza de que seguirás amándolos pase lo que pase.

     Las respuestas correctas al amor, respeto y necesidad de ser comprendidos que damos a los niños, crea las bases que les permitirán progresar hasta convertirse en adultos psicológicamente sanos. Las madres y los padres que puedan establecer estas bases sólidamente apoyarán el desarrollo de su personalidad de manera positiva. Además, en este proceso sería un error buscar la perfección y esforzarse por criar un niño perfecto. Porque nadie es perfecto. Como padres, tampoco podemos ser perfectos. Querer que nuestros hijos completen las situaciones que nos faltan y lo que no podemos hacer y obligarles en este sentido son conductas inconscientes que llevan a criar individuos infelices.

 

Leer: 0

yodax