Responsabilidad significa que una persona asume las consecuencias de comportamientos y eventos que caen dentro de su campo de responsabilidad. La responsabilidad se enseña al niño a través del ejemplo, desde la infancia y la primera infancia. El sentimiento de responsabilidad no se puede crear mediante la fuerza, el niño debe internalizar este sentimiento. En esta etapa la comunicación y la disciplina dentro de la familia tienen un lugar importante. La disciplina es la conciencia del individuo de sus responsabilidades y la aceptación de sus consecuencias naturales y sociales en su vida. Es necesario enseñar claramente al niño sus propias áreas de libertad y ciertas reglas básicas a partir del período preescolar. Por ejemplo, si bien el niño tiene la libertad de distribuir sus juguetes como desee mientras juega en su habitación, también debe ser responsable de recogerlos cuando termine de jugar. Sin embargo, uno de los mayores errores que se cometen aquí es que cuando el niño no recoge sus juguetes, el cuidador hace esta labor. Con este comportamiento, el niño aprende que no tendrá que afrontar las consecuencias de no cumplir con sus propias responsabilidades y que alguien más asumirá sus responsabilidades en su lugar. Como resultado de este aprendizaje, el niño muestra una conducta de evasión de responsabilidades y la generaliza. Al enseñar al niño responsabilidades, serán útiles las reglas establecidas en un orden determinado en casa. Por ejemplo, lavarse las manos antes y después de comer, tener una hora rutinaria para dormir, cepillarse los dientes antes de acostarse, preparar la mochila del colegio la noche anterior, etc. Antes de esperar que el niño cumpla con sus responsabilidades en este ámbito; Es importante explicarle al niño de manera que pueda entender cuál es su responsabilidad, cómo debe hacerlo y qué consecuencias puede enfrentar si lo hace o no.
Una de las cuestiones más importantes a la hora de adquirir responsabilidad es la actitud de los padres y su comunicación con el niño. Si la actitud adoptada durante este período es de excesiva tolerancia, es decir, aceptación incondicional de todo, es decir, falta de disciplina, el niño puede desarrollar egoísmo y conductas antisociales. Algunos de estos comportamientos; Puede haber falta de respeto por el espacio de los demás, hacer lo que se te ocurra en ese momento e insensibilidad ante las consecuencias de tus acciones en los demás. Otra actitud a adoptar durante este período es la excesiva autoridad sobre el niño y el comportamiento opresivo. Cuando hay una disciplina estricta se pueden encontrar diferentes problemas. Algunos de estos problemas pueden ser que el niño desarrolle un rasgo individual dependiente o un rasgo individual rebelde. Es posible que estos individuos desarrollen emociones como ira, odio, resentimiento o miedo hacia la persona autoritaria (padre).
Para que los niños internalicen una sana responsabilidad y disciplina, los padres deben mostrar una actitud basada en el amor. No hay que olvidar que los niños adquieren la mayor parte de sus conocimientos observando su entorno y especialmente a sus familiares, y los familiares deben cumplir con sus responsabilidades en esta etapa. Al enseñar a los niños la responsabilidad, es importante abrirles un espacio de libertad dejándoles las tareas que se definen como su responsabilidad en este campo y permitirles aprender de las consecuencias de su comportamiento.
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