Esta enfermedad es una enfermedad que se presenta en mujeres en edad reproductiva, se desarrolla cuando el revestimiento interno del útero (endometrio) se asienta en lugares diferentes a su ubicación normal y progresa con una reacción inflamatoria a largo plazo. Esta enfermedad suele diagnosticarse tarde y pone a los pacientes en dificultades sociales y físicas. Si bien la endometriosis se observa en entre el 6% y el 10% de las mujeres en edad reproductiva, se observa en entre el 30% y el 50% de las que padecen infertilidad y dolor pélvico prolongado. La edad promedio de diagnóstico es 35 años. La menstruación temprana, el intervalo corto entre períodos menstruales, el aumento de la duración y cantidad del sangrado, el bajo número de nacimientos, la corta duración de la lactancia materna, el consumo excesivo de alcohol y cafeína y la exposición a dioxinas en el medio ambiente son factores de alto riesgo para esta enfermedad. El hecho de que esta condición sea más común en gemelos idénticos indica una predisposición genética. Se han propuesto muchas teorías sobre el mecanismo de la enfermedad. La enfermedad a menudo puede manifestarse como endometriosis peritoneal (lesiones ubicadas en el revestimiento abdominal), endometrioma ovárico (quistes de chocolate ubicados en los ovarios) y nódulos rectovaginales infiltrados profundos (engrosamientos dolorosos del tejido ubicados en la pared entre el intestino posterior y la vagina). /p>
Los síntomas más comunes observados son dismenorrea (menstruación dolorosa) 90%, dolor pélvico (dolor en la ingle) 87%, dispareunia (relaciones sexuales dolorosas) 68% e infertilidad (65%), respectivamente. En ocasiones puede ir acompañado de sangrado irregular. La prevalencia de la enfermedad y las molestias que provoca son variables. El diagnóstico se realiza considerando la endometriosis en una paciente que se queja de dolor. El examen puede ser completamente normal, pero durante el examen profundo de la pared vaginal posterior se puede observar dolor, lesiones adhesivas en los ovarios y el útero fijado a la espalda. La laparoscopia es el método quirúrgico más ideal tanto para el diagnóstico como para la eliminación de adherencias, la liberación de tejidos y la eliminación de lesiones. Los endometriomas ováricos (quistes de chocolate) se pueden diagnosticar mediante ecografía transvaginal con una sensibilidad del 84 al 100 % y una especificidad del 90 al 100 %. La resonancia magnética es una alternativa más sensible pero costosa. La prueba CA125 no se recomienda de forma rutinaria porque no es específica ni sensible.
El tratamiento de la endometriosis, que no tiene un tratamiento definitivo, debe estar orientado al paciente. El objetivo es preservar la fertilidad, tratar el dolor y prevenir la recurrencia de enfermedades. debería reducirse. El plan se determina teniendo en cuenta el grado de las molestias, la localización de las lesiones, el estadio de la enfermedad, el deseo de embarazo, los tratamientos médicos y quirúrgicos previos, la reserva ovárica y, lo más importante, la elección de la paciente. En aquellas con dolor se debe optar por tratamiento farmacológico, si hay infertilidad, tratamiento de las causas encontradas, y si no se produce el embarazo y no existe otro motivo que la endometriosis, se debe optar por la cirugía y/o FIV. Sin embargo, no hay que olvidar que las cirugías repetidas reducen las reservas ováricas. Por este motivo, el tratamiento quirúrgico debe limitarse a casos dolorosos que no responden al tratamiento médico y debe considerarse cuando no se puede excluir el riesgo de cáncer o en presencia de quistes muy grandes.
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