La comida que ingerimos en nuestro cuerpo es nuestro combustible. Así como queremos elegir la gasolina de calidad que compramos para nuestro coche y utilizarlo durante mucho tiempo, debemos proporcionar combustible de calidad a nuestro organismo. La glucosa obtenida como resultado de la digestión de estos combustibles (alimentos) pasa a la sangre (azúcar en sangre) y se utiliza como principal combustible energético de nuestro organismo. Los niveles incontrolados de glucosa en sangre, es decir, niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia) o niveles altos de azúcar en sangre (hiperglucemia), afectan negativamente a nuestra salud. Si no se controla el nivel de azúcar en sangre, puede dañar gravemente los vasos sanguíneos, los nervios y los riñones. Por otro lado, la resistencia a la insulina, que hemos escuchado con frecuencia últimamente, es el resultado de un nivel alto de azúcar en sangre durante mucho tiempo y es una advertencia que da el cuerpo para evitar un diagnóstico de diabetes en el futuro. Llegados a este punto, nuestra mayor tarea es revisar y regular nuestra dieta y estilo de vida.
Algunos de los síntomas de los desequilibrios de azúcar en sangre;
- Aumento de la grasa corporal
- Sensación de hambre frecuente
- Necesidad de comer mucho
- Ataques nerviosos repentinos
- Debilidad
- Dificultad para concentrarse
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Sed
- Visión borrosa
- Problemas para dormir
- Cambios en el color de la piel
- Somnolencia después de las comidas.
¿CÓMO PUEDO NUTRIRME?
El grupo de alimentos que tiene El efecto más rápido sobre el azúcar en la sangre son los carbohidratos. El cambio más grande y efectivo que haremos no será eliminar los carbohidratos de nuestras vidas, sino cambiar los tipos de carbohidratos que preferimos. Lo correcto sería consumir alimentos más complejos en lugar de alimentos que contengan azúcar simple. Por ejemplo, consumir pan integral en lugar de pan blanco, consumir la fruta misma en lugar de beber jugo de fruta y elegir un alimento del grupo de los lácteos (leche, yogur, ayran, etc.) mientras se consume fruta son sólo algunas de las pasos pequeños pero efectivos. Al mismo tiempo, incluir legumbres y verduras en nuestras comidas es una de las elecciones correctas de carbohidratos que haremos.
El omega 3 juega un papel positivo en el equilibrio del azúcar en sangre porque aumenta la sensibilidad a la insulina. Por eso pescado rico en Omega 3 Debemos incluir en nuestra dieta semillas de lino, nueces, semillas de chía y soja. Al mismo tiempo, estos alimentos nos ayudan al equilibrio del colesterol en sangre. Además de estos, comer alimentos ricos en fibra y tomar tantas proteínas como necesitemos, cubrir las necesidades diarias de agua, dormir lo suficiente, hacer deporte con regularidad y controlar el estrés son importantes para mantener el equilibrio del azúcar en sangre.
Puede ser beneficioso que las personas reciban educación nutricional de un especialista. Recuerda que pequeños cambios en nuestra alimentación y estilo de vida son grandes inversiones para nuestro futuro.
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