El cáncer de mama sigue siendo un problema de salud importante. Epidemiológicamente, el 10% de la población femenina hasta los 70 años es diagnosticada con cáncer de mama. El cáncer de mama es una enfermedad que puede tratarse si se diagnostica a tiempo. Desde la perspectiva de la medicina preventiva, se hace especial hincapié en la formación en el autoexamen. Sin embargo, no hay datos definitivos que demuestren el efecto del autoexamen sobre la tasa de supervivencia del cáncer de mama. Por otro lado, el número de visitas al médico por síntomas clínicos relacionados con la mama es bastante significativo en la práctica clínica. En los últimos años han aumentado las consultas al médico por problemas relacionados con los senos. Las biopsias de mama constituyen el 5% de todas las muestras de patología quirúrgica. A pesar de los avances en los métodos de imagen, el 26% de las intervenciones quirúrgicas realizadas por los médicos tienen como objetivo demostrar la presencia de cáncer. La mamografía ocupa el primer lugar en el diagnóstico precoz. Hoy en día, hay datos de que el examen físico combinado con mamografías de detección reduce las muertes por cáncer de mama en un 25%. Sin embargo, a pesar de muchos avances, el diagnóstico precoz del cáncer en pacientes menores de 50 años sigue siendo difícil. Como resultado, los intentos de detectar enfermedades mamarias benignas siguen siendo importantes, especialmente en términos de diagnóstico del cáncer, considerando los costos psicosociales y financieros. Ante esta situación, especialmente el diagnóstico de cáncer o, como lo define el Dr. Hüsnü Göksel, "demostrar que no hay cáncer en la mama" debería ser la exigencia básica del médico (cirujano-radiólogo-patólogo).
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