A veces vemos niños que se esconden detrás de las piernas de sus madres cuando ven a alguien que no conocen, que tienen miedo de pedir en restaurantes o entrar en lugares concurridos y que no pueden hacer amigos. Estos niños evitan levantar la mano aunque conozcan la respuesta a la pregunta del profesor. Aunque parezcan bastante bien educados, esta ansiedad altera su calidad de vida y también puede derivar en depresión.
Estos estados de timidez extrema pueden ser congénitos o también verse afectados por factores ambientales. Debido a la naturaleza ansiosa y llena de pánico de los padres, el niño puede pensar que se encontrará con un peligro en cualquier momento. O una enfermedad, un trastorno del habla, una deformidad corporal, sentirse ofendido o acosado también pueden ser eficaces para aislar al niño y provocarle una gran ansiedad frente a la sociedad.
Además, piensa que todos mirarán de una manera negativa y poco realista. Él/ella, sin saberlo, puede darle la oportunidad de hacer la situación aún más difícil al pensar que será avergonzado, regañado, incapaz de hablar, incapaz de ponerse de pie, o que tendrá que hacerlo. hacer lo que haga sin cometer errores.
- Si tu hijo tiene estas características, ¿qué puedes hacer tú?
En primer lugar, es necesario reconocer las razones de la timidez del niño y en lugar de éstas se pueden desarrollar pensamientos y conductas más funcionales. La mejor solución a estos problemas es trabajar tanto con la familia como con el niño.
- No fuerce a su hijo a hacer nada ni lo etiquete diciéndole que es un cobarde, tímido o tímido. .
- No te enfades ni le pienses demasiado si sigue siendo tímido. Dele tiempo a su hijo para que se acostumbre al entorno.
- Prepare a su hijo antes de entrar en un entorno nuevo o desconocido. En un tono tranquilo, explique de antemano adónde irá y quién estará allí. Incluso visualícenlo juntos.
- El comportamiento ansioso y tímido de los padres o de las personas que se preocupan de cerca por el niño aumentará la inquietud del niño. Comunicarse cómodamente con extraños y no tener ansiedad de desempeño por parte de su hijo será un buen modelo para él y lo relajará.
- Asegúrese de que su hijo adquiera constantemente nuevas experiencias en ambientes seguros y quédese con él paso a paso. . Ingrese a entornos concurridos. Por ejemplo, invite a niños a la casa. O asistir a talleres de arte a los que los niños pueden asistir con sus familias. Cuanto más entorno social esté expuesto su hijo, menos escenarios de desastre aparecerán en su mente.
- Anímelo. Sin embargo, mientras haces esto, no le pongas más responsabilidad de la necesaria diciéndole "¡Puedes hacerlo, confío en ti!". Esto puede ponerlo aún más ansioso. Pregúntale adónde quiere ir.
- Si sobreproteges a tu hijo, impedirás que asuma responsabilidades. Le ayudarás a escapar de sus miedos, aumentando así su ansiedad social.
- Recuerda que incluso cinco de tus cinco dedos no son iguales. Por tanto, no todos los niños son iguales. Observe las características positivas de su hijo y compártalas con él.
Entonces, ¿qué puedes hacer si tuviste una infancia así y aún así ¿Sigues experimentando ansiedad? Eso es para otro artículo...
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