TRES TÍTULOS EN CUIDADO DEL ANCIANO

1. Evaluación del estado nutricional y métodos de tratamiento en pacientes con demencia

 

2. Incontinencia urinaria y enfoque de tratamiento

 

3. Úlceras por presión



 
 

I. Evaluación del estado nutricional y métodos de tratamiento en pacientes con demencia

 

1. Desnutrición y sus causas en el anciano

 

Según datos de 2010, todo el número de personas mayores (65 años y más) en el mundo constituye aproximadamente el 8% de la población. Si bien la tasa es más alta en los países desarrollados, es muy baja en los países subdesarrollados (16% frente a 3%) (Hoja de datos de la población mundial de 2010). Gracias al desarrollo de los centros sanitarios en nuestro país, el número de personas mayores aumenta día a día. Mientras que en 1985 las personas de edad avanzada constituían el 4,2% (2,2 millones) de toda la sociedad, hoy esta tasa ronda el 7,2% (5,3 millones) (Boletín de noticias del Instituto Turco de Estadística T.R. Başkabanlık, 28 de enero de 2011). Una parte importante de los síndromes geriátricos observados en los ancianos consisten en enfermedades neurológicas, trastornos metabólicos y neoplasias malignas. Otro síndrome geriátrico que se encuentra frecuentemente en la vejez es la desnutrición. La desnutrición son cambios patológicos que ocurren en el cuerpo como resultado de la deficiencia de uno o más nutrientes. Cuando hay una ingesta inadecuada de macronutrientes (proteínas, carbohidratos y lípidos) y/o micronutrientes (oligoelementos y vitaminas), se producen algunos cambios físicos y metabólicos en el organismo. Según la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) y la Asociación Británica de Nutrición Parenteral y Enteral (BAPEN), la desnutrición se define como la desnutrición que causa eventos adversos notables en el cuerpo (tamaño y composición corporal) y funciones corporales como como resultado de una ingesta inadecuada o excesiva de energía, proteínas y otros nutrientes, y sin embargo, la describieron como una condición patológica que reduce la supervivencia (Lochs et al., 2006). En la declaración publicada en 2010 por el Comité de Directrices de Consenso Internacional formado por la Asociación Americana de Nutrición Parenteral y Enteral (ASPEN) y ESPEN, se redefinió la desnutrición para resaltar más causas. En consecuencia, la desnutrición se divide en dos categorías distintas. hecho; “Desnutrición por hambre” y “Desnutrición asociada a enfermedades crónicas” (Jensen et al., 2010). En enfermedades críticas donde se desarrolla una respuesta inflamatoria grave, la tasa catabólica aumenta y en este caso se asocia principalmente con niveles elevados de citocinas (factor de necrosis tumoral, TNF). En base a esto, la caquexia se define como una pérdida de peso involuntaria superior al 6% en los últimos 6 meses debido al aumento de la tasa catabólica y esta situación resiste la ingesta de alimentos (Lochs et al., 2006).

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El 37-40% de las personas mayores no pueden comer lo suficiente para cubrir sus necesidades energéticas diarias, 2 de cada tres personas mayores se saltan una comida, y esta situación ha sido descrita como "Anorexia del envejecimiento" en los últimos años (Morley , 1997). Entre los factores que inciden negativamente en el estado nutricional destacan los factores ambientales como los cambios fisiológicos que se presentan con el envejecimiento, las enfermedades agudas y crónicas, los problemas de salud dental y bucal, la polifarmacia, los problemas económicos, no poder comprar solo y no poder preparar y comer comidas tienen un lugar importante. En los 1 a 2,5 años siguientes al inicio de la pérdida de peso en la vejez por cualquier motivo, la tasa de mortalidad aumenta entre un 9 y un 38% sólo por este motivo (Marton, 1981). Además de la disminución en la ingesta oral de alimentos, la secreción diaria de la hormona del crecimiento disminuye entre un 29% y un 70% con la edad, lo que provoca sarcopenia (Corpas, 1993).

 

Facultad de Medicina de Estambul , Departamento de Medicina Interna, Geriatría En un estudio en el que se examinó el estado nutricional de pacientes de edad avanzada seguidos en el Policlínico BD con la Mini Prueba de Evaluación Nutricional, se encontró que la tasa de desnutrición era del 13% y la tasa de riesgo de desnutrición adicional era se encontró que era del 31%. Se ha detectado un aumento en la incidencia de depresión, incontinencia fecal, pérdida de función cognitiva y adicción física, especialmente en personas con desnutrición (Saka et al., 2010). En dos estudios transversales realizados mediante exámenes de detección de personas mayores en un asilo de ancianos a gran escala ubicado dentro de los límites de la provincia de Estambul en 2009 y 2010, se encontró que la tasa de desnutrición era del 9,8% en 2009, y que la tasa de riesgo de desnutrición era será un 22,8% adicional. Se ha detectado un aumento significativo de la incidencia de otros síndromes geriátricos en personas mayores con desnutrición. En el cribado realizado a 349 residentes en 2010, la tasa de desnutrición fue del 13,5%, y adicionalmente Se encontró que el riesgo de desnutrición era del 33,5%.

 

En un estudio realizado en 2010 en pacientes hospitalizados en la Clínica de Geriatría de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de Estambul, la tasa de desnutrición al momento de la hospitalización se encontró que era del 45,5%. Se determinó que la duración de la estancia hospitalaria (18,9±19,1 vs 11,3±11,3 días, p<0,0001) y la tasa de infección nosocomial (45% vs. 7%, p<0,001, OR: 3,298) aumentaron significativamente en el grupo en riesgo de desnutrición.

 

En el estudio realizado en la Unidad de Geriatría del Departamento de Medicina Interna de la Universidad Hacettepe, se encontró que el riesgo de desnutrición en los ancianos seguidos en la clínica ambulatoria era 28%. Se encontró que el riesgo de desnutrición estaba asociado con el riesgo de depresión, hematocrito, glucosa plasmática en ayunas, albúmina, velocidad de sedimentación globular, actividades instrumentales de la vida diaria y densidad mineral ósea (Ülger, 2010).

 

En todo el mundo Los datos de la literatura sobre este tema también son similares. En el estudio realizado por Kaiser MJ et al., se encontró que la tasa de desnutrición era del 5,8% en los ancianos que vivían en la comunidad, del 13,8% en los que vivían en residencias de ancianos y del 38,7% en los hospitalizados. Se observó una relación significativa entre la desnutrición y la demencia y la sarcopenia (Kaiser et al., 2010). El primero de los estudios (NutritionDay) para evaluar el estado nutricional de los pacientes hospitalizados, que realiza anualmente la ESPEN, se llevó a cabo en 2006 y se escanearon un total de 74.000 pacientes en 810 centros. Según datos del grupo de edad geriátrico, entre el 50% y el 70% de las personas mayores corren riesgo de desnutrición mientras están hospitalizadas. Esta condición se asocia más con pérdida de apetito, enfermedades del sistema gastrointestinal, enfermedades crónicas y aumento de la respuesta catabólica (Hiesmayr et al., 2009).

 

La incidencia aumenta con el envejecimiento y las enfermedades Los trastornos asociados con la desnutrición incluyen el cáncer, la depresión y el aislamiento social causado por ella, la demencia, los accidentes cerebrovasculares, otros trastornos neurológicos que conducen al deterioro cognitivo y los trastornos del sistema gastrointestinal y endocrino. Durante todas estas enfermedades se produce pérdida de masa muscular (sarcopenia), osteoporosis, dependencia física y déficits de autocuidado, que indirectamente deterioran aún más el estado nutricional (Morley, 1997; Saka et al., 2010; Claggett, 1989; Thompson y Morris, 1991; Cabr era et al., 2007; Wilson, 1998).

 

Las causas más importantes de pérdida de apetito en las personas mayores son el aislamiento social, la demencia y la depresión, las enfermedades crónicas y los medicamentos. De hecho, todos estos factores se dan en presencia de un deterioro cognitivo progresivo y, por otro lado, se producen dificultades para tragar a medida que avanza la enfermedad. Esto facilita el desarrollo de la desnutrición (Hays y Roberts, 2006). A medida que disminuyen las actividades diarias y las actividades instrumentales diarias, los pacientes se vuelven más dependientes, se desarrolla depresión y disminuye la cantidad de alimentos ingeridos por vía oral (Claggett, 1989; Cabrera et al., 2007). En el estudio de Ülger et al., que incluyó a 2.327 pacientes ingresados ​​en la clínica geriátrica entre 2002 y 2004, se encontró que el riesgo de desnutrición era del 27% en pacientes sin demencia, mientras que esta tasa era del 37,3% en pacientes con demencia (p < 0,001) (Ülger et al., 2010).

 

En la demencia en etapa temprana, las causas de la desnutrición se deben principalmente a comorbilidades (enfermedades crónicas, enfermedades bucales y trastornos de salud dental y depresión), mientras que en la demencia en fase media, empiezan a empeorar saltarse comidas y no poder acceder a los alimentos (aumento de la adicción) y, más raramente, los problemas para tragar. En la demencia en etapa avanzada, el problema más destacado es la dificultad para tragar. Además, en la fase terminal ni siquiera pueden comprender el hecho de comer. No saben qué hacer cuando tienen comida en la boca y no la mastican, la guardan en la boca o la sacan.

 

En las recomendaciones de ESPEN (Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo) publicado en 2002, todas las personas mayores de 65 años deben tener conocimientos nutricionales. Se recomiendan exámenes de detección de rutina. Se incluyen recomendaciones similares en todas las Guías ESPEN publicadas en años posteriores (Volkert et al., 2006). En el marco de la decisión adoptada por el Parlamento Europeo en 2007, la obesidad y la desnutrición fueron aceptadas como los problemas de salud pública más importantes y el tema se incluyó en la agenda política oficial de la Unión Europea en 2008. El año 2009 ha sido declarado el año de la guerra contra la desnutrición por la ESPEN.

 

 

 

2.Conceptos básicos en nutrición

2.1.Balance Energético

 

La energía consumida por la persona para eventos químicos en el cuerpo en reposo. La cantidad mínima de energía se denomina tasa metabólica basal (consumo de energía en reposo, BET). Varía con la altura, el peso, el sexo y la edad. La disminución de la tasa metabólica basal relacionada con la edad se debe a la disminución de la masa muscular y a la sustitución de la masa muscular por tejido graso, que tiene una tasa metabólica más lenta. La IET aumenta con el aumento del estrés metabólico en presencia de una respuesta excesiva de citoquinas debido a infección e inflamación. La energía total (TET) consumida por el individuo durante el día es igual a la suma del IET y el consumo de energía relacionado con la actividad (AET). Mientras que el factor de actividad para una persona activa en cama es del 15-20%, es del 20-25% para una persona ambulatoria y del 30-40% para una persona activa.

 

TET diaria a través de alimentos por vía oral, se debe ingerir la cantidad correspondiente de calorías. Además de las necesidades energéticas diarias, también es importante la ingesta de nutrientes esenciales necesarios para el funcionamiento metabólico intracelular. Una ingesta insuficiente de alimentos provocará una pérdida de peso (desnutrición) y una ingesta de más calorías que la TET provocará un aumento excesivo de peso (obesidad). La desnutrición y la obesidad pueden coexistir porque el consumo de cualquier nutriente por debajo de la cantidad requerida puede provocar desnutrición. En los últimos años, la incidencia de la "desnutrición obesa" en las personas mayores ha ido aumentando. Especialmente en los ancianos que anteriormente eran obesos y padecían una enfermedad aguda, a medida que disminuye la ingesta de alimentos, se produce una rápida degradación muscular debido al proceso catabólico y con el tiempo se desarrolla sarcopenia. Esta condición se llama obesidad sarcopénica (Li y Heber, 2012). Se pueden desarrollar úlceras por presión en pacientes hospitalizados durante largos períodos de tiempo. Además, la obesidad es un factor de riesgo en este sentido.

 

Los alimentos se utilizan en la construcción y reparación de tejidos, así como en el mantenimiento de las funciones corporales. Una dieta completa debe estar compuesta por suficientes hidratos de carbono y grasas para cubrir las necesidades energéticas diarias, así como proteínas, vitaminas, oligoelementos y agua necesarios para los tejidos y el metabolismo.

 

2.2.Hidratos de carbono

 

Los carbohidratos se encuentran en tres formas en los alimentos; almidón, azúcar y celulosa (fibra). Las principales fuentes de energía (calorías) para los seres humanos son el almidón y el azúcar. La celulosa no se absorbe en el tracto gastrointestinal (GI). Agrega volumen al contenido SIG y proporciona un pasaje apropiado. textura

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