Deberían venir a la mente dos trastornos cuando el aprendizaje para ir al baño no ocurre en el período preescolar o cuando comienza de nuevo después de haber ocurrido. El primero de ellos es la enuresis (incontinencia urinaria involuntaria, recurrente, diurna y/o nocturna en niños a partir de al menos cinco años de edad) y el otro es la encopresis (defecación recurrente, involuntaria o intencionada, en lugares inadecuados).
Mojar la cama (Enuresis): Aunque se predice que puede ser causado por muchas razones (como un entrenamiento incorrecto y fallido para ir al baño, predisposición genética, trastornos del desarrollo, factores de estrés ambiental), en algunos casos puede ocurrir sin una causa. La enuresis requiere evaluación y tratamiento porque tiene consecuencias sociales y emocionales negativas para el niño y los padres. Es necesario consultar a un médico de familia, pediatra y psiquiatra infantil para evaluación médica. El tratamiento incluye educación, intervenciones conductuales y, si es necesario, medicación. La educación contribuye a aumentar la conciencia sobre la enuresis en la familia y el niño y al éxito del tratamiento. El mayor éxito en las intervenciones conductuales es trabajar con dispositivos de alarma. Su uso está limitado en Turquía. En el tratamiento farmacológico se utilizan desmopresina e imipramina. El tratamiento farmacológico es el último tratamiento que se debe considerar debido a razones como el riesgo de efectos secundarios y la alta probabilidad de que los síntomas antiguos vuelvan a aparecer cuando se suspende el medicamento después de un cierto período de uso.
Poo Incontinencia (Encopresis): Es más difícil de tratar que la enuresis y es un trastorno más devastador para los padres. Es necesario consultar a un pediatra y psiquiatra infantil en el tratamiento de los problemas orgánicos y psicológicos que provocan la encopresis.
El estreñimiento se observa en la mayoría de los casos con encopresis. Esta actitud del niño, que asocia la defecación con las situaciones negativas que ha vivido, puede provocar que tenga problemas para defecar y estreñimiento frecuente. Se pueden observar factores de estrés ambiental y trastornos psicológicos en un número muy pequeño de niños con encopresis. Es posible que los niños con encopresis no puedan sentir su propio olor, aunque sí pueden sentir el olor de quienes los rodean, debido a la fatiga sensorial. Además, en niños con estreñimiento frecuente, el recto y el esfínter anal (la parte por donde se eliminan las heces) er) Debido a la presión prolongada, es posible que el niño no se dé cuenta de que está perdiendo heces. Por este motivo, sería correcto no culpar al niño. Además del estreñimiento, la encopresis también puede ser causada por otras enfermedades orgánicas, aunque poco frecuentes. Por ello, se requiere una evaluación detallada por parte del pediatra.
La encopresis provoca problemas psicológicos en el niño y su familia. Por eso el niño se vuelve deprimido, tímido e introvertido. La familia reduce las actividades sociales que pueden realizar con sus hijos porque se sentirán avergonzados. Esta situación provoca que se produzcan otros trastornos psicológicos tanto en el niño como en los familiares. Cuanto más tiempo pase antes de iniciar el tratamiento de encopresis, menos éxito tendrá el tratamiento y mayor será su duración. En el tratamiento se pueden utilizar tratamientos farmacológicos y métodos conductuales.
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