“¡Que la comida sea tu medicina, que tu medicina sea tu alimento!” El dueño de este significativo dicho es Hipócrates, uno de los pioneros de la medicina y la ciencia de la nutrición. Esta significativa afirmación, que pronunció en el año 500 a.C., sigue siendo válida en el siglo XXI. Especialmente gracias al desarrollo de la tecnología, podemos comprender mejor la relación entre la nutrición y las enfermedades crónicas. Llamamos alimentos funcionales a los alimentos que pueden reducir el riesgo de muchas enfermedades y proporcionar diversos beneficios fisiológicos al organismo. Estos nutrientes, que tienen un efecto directo en la mejora de la salud, tienen un importante efecto protector, especialmente frente a enfermedades cardiovasculares y enfermedades que reducen el nivel de vida como el cáncer y la osteoporosis.
Los alimentos funcionales se pueden consumir de forma natural o se pueden consumir creado enriqueciendo y cambiando nutrientes. Por ejemplo, se han obtenido huevos funcionales añadiendo ácidos grasos omega 3 y minerales de selenio a los huevos. El mayor ámbito donde se desarrollan alimentos funcionales en nuestro país es la leche y sus derivados.
Entonces, ¿qué alimento funcional protege nuestro organismo contra qué enfermedad? He resumido a continuación algunos alimentos funcionales que utilizamos a diario y que son de fácil acceso y sus beneficios:
-Aceite de canola: Su patrón de ácidos grasos está bastante desarrollado. Es rico en ácidos grasos Omega 3. Gracias a este contenido, protege contra muchas enfermedades, incluidas las enfermedades cardíacas y el cáncer. Además, su contenido en grasas saturadas es inferior al de otros aceites vegetales. Así, también reduce el riesgo de colesterol.
-Arándanos rojos: Previene los trastornos que puedan producirse especialmente en las vías urinarias y asegura la continuidad de la salud de la vejiga.
-Soja.Frijoles: La planta de soja es la encargada de reducir el colesterol alto y proteger el corazón. Gracias a los fitoestrógenos que contiene protege contra cánceres hormonales como el de mama y el de próstata. También reduce el riesgo de diabetes y osteoporosis.
-Ajo: El ajo, que se ha utilizado terapéuticamente durante siglos, apoya la inmunidad. Es eficaz para reducir el colesterol. Reduce el riesgo de cáncer de colon en mujeres menopáusicas.
-Linaza: Previene tumores de colon, mama y pulmón. Previene la hinchazón. Tienen efectos cardioprotectores.
-Verduras verdes (espinacas, col, etc.): Estas verduras, con alto contenido en luteína, mejoran la sensibilidad visual y ayudan a reducir el riesgo de cataratas. También tiene efectos protectores contra ataques cardíacos.
-Yogur probiótico: Los alimentos fortificados con probióticos apoyan la salud intestinal. Son protectores contra el cáncer de colon. Protegen el organismo contra microorganismos dañinos y reducen el riesgo de sufrir diversos tipos de cáncer.
-Tomates cocidos: El licopeno, que se libera al cocinar los tomates, tiene propiedades antioxidantes. Reduce el riesgo de enfermedades coronarias, diabetes tipo 2 y osteoporosis.
-Avellana: Tiene alto contenido en proantocianidinas. De esta forma, previene la inflamación. Reduce el riesgo de asma y cáncer. También ayuda a prevenir la salud del corazón y la presión arterial alta.
-Té verde: Es el tipo de té con mayor contenido en catequinas. Se ha demostrado que reduce el riesgo de obesidad. Gracias a sus propiedades antioxidantes, apoya la inmunidad y protege contra el cáncer.
-Trigo sarraceno: Al ser un producto sin gluten, es frecuentemente el preferido por los pacientes celíacos. Gracias a sus propiedades prebióticas protege contra el cáncer de colon. Ayuda a prevenir el colesterol alto, la presión arterial alta y la diabetes. También reduce el riesgo de obesidad. Su contenido de hierro es superior al de todos los demás cereales y legumbres, lo que lo hace muy útil para quienes padecen anemia. Tiene propiedades antioxidantes gracias a la rutina y quercetina que contiene.
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