En mi artículo anterior, hablé de nuestra intolerancia a la incertidumbre. Nuestras emociones, pensamientos, reacciones físicas y acontecimientos de la vida que nos pertenecen pero que no podemos dejar espacio dentro de nosotros mismos. Ansiedad, tristeza, desilusión, rechazo, separación, impotencia, dolor... Son todas partes inseparables del conjunto de la experiencia humana. Imaginemos que haces tu propia escultura. Tu escultura forma tu todo sólo cuando todas sus partes se unen, y deriva tanto su fuerza como su singularidad de la coexistencia de todas sus partes, que juzgas como buenas y malas. Si intentas quitar las partes de la estatua que crees que no son buenas para ti, verás que las otras partes se debilitan con el tiempo. Aquí, se puede decir que al intentar crear una escultura suave y de apariencia más agradable, la escultura se alejó de su historia principal y perdió su durabilidad. Podemos darnos cuenta de que no podemos deshacernos de los eventos que nos causan inquietud en nuestras vidas, como en este ejemplo, pero no podemos encajarlos completamente en alguna parte. Cuanto más ignoramos las partes de nosotros mismos que nos causan dolor mirando en una dirección diferente y cuanto más tratamos de cambiarlas, más incompletas se vuelven y más dolor sufrimos. Aquí es donde entra en juego la cuestión de la aceptación; Aunque parezca muy simple, a veces podemos luchar durante toda nuestra vida para no hacer esto. No importa cuán dolorosos puedan ser, ser capaces de dejar de luchar con cualquier cosa que la vida nos depare (emociones, pensamientos, eventos) y enfrentarlos con una postura abierta y de aceptación; es decir, aprender a quedarse. Por supuesto, esta no es nuestra reacción habitual y, como un impulso, necesitamos mucho estímulo y consejos prácticos antes de cerrarnos a estas experiencias o buscar inmediatamente otro lugar adonde ir. Ver, oír, sentir nuestras difíciles experiencias internas y buscar formas de existir en el mismo cuerpo es una de las formas más profundas y efectivas de curación. Te deseo muchos días donde puedas quedarte con todas las piezas de tu historia, aquí y ahora, aceptando la incertidumbre y lo que no puedes controlar, sea cual sea la experiencia que te depare la vida.
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