No querer estudiar, dedicar horas a los deberes, no conseguir el éxito deseado en los exámenes es una situación que observo a menudo entre los estudiantes.
En tal caso, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad puede ser el Lo primero que venga a la mente. Sin embargo, cuando abordo esta situación incluyendo diferentes perspectivas, veo que también están involucrados algunos procesos emocionales. Para que podamos centrarnos en una tarea determinada, debemos desarrollar nuestra capacidad de retrasar la gratificación. Por poner un ejemplo, mientras leemos un libro, de repente podemos querer hacer otra cosa, pero terminamos la página que nos llama la atención y luego pensamos en ocuparnos de otra cosa. Esto demuestra que los humanos tenemos la capacidad de procrastinar. Esperamos la misma situación en los estudiantes, en lugar de escuchar la lección durante la lección, es posible que quieran estar ocupados con cosas más divertidas, pero un niño puede concentrarse en la lección si logra posponer la diversión para el recreo. Esta habilidad nuestra comienza a desarrollarse a los 6 años y más, por lo que comenzar la escuela primaria a una edad temprana puede crear una situación en la que los niños tengan problemas de concentración y atención, pero esto puede estar relacionado con la edad más que con la atención. En este contexto, me gustaría enfatizar que es muy importante pensar desde diferentes perspectivas de evaluación holística al momento de hacer un comentario sobre la atención en niños de 6 años y menos. A la hora de evaluar los problemas de concentración y atención es necesario no perder de vista lo que sucede en el mundo interior de los niños. La ira, la ansiedad, la depresión y los conflictos familiares afectan negativamente la concentración porque cuando la estructura cerebral de los humanos está ocupada con un problema emocional/relacional, nuestra concentración y capacidad de atención disminuyen. Si el interés de nuestros hijos por las lecciones ha disminuido, ¿hay algo que les moleste como prioridad? ¿Cómo te sientes? La ansiedad es una de nuestras emociones más básicas que dificulta los procesos de aprendizaje. Cuando observé a niños ansiosos, tuve la oportunidad de observar que su atención se distraía y su aprendizaje se debilitaba. Los psiquiatras diagnostican el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Al realizar el diagnóstico es necesario evaluar más de un área, por ejemplo la historia de desarrollo del niño, si existe una transición genética, el entorno familiar, los padres. Se deben tener en cuenta las actitudes, las actitudes en el entorno escolar y las relaciones con los amigos. Junto a todo esto, se deben incluir en el trabajo MOXO, WISC4, CAS, la evaluación proyectiva del mundo interior, que llamamos evaluaciones cognitivas y de atención objetivas, y las opiniones de los docentes y se debe trazar una hoja de ruta y hacer una planificación. Teniendo en cuenta estos contextos, sugiero que no se debe ignorar el efecto de los factores emocionales sobre los problemas de atención y concentración.
Leer: 0