El ataque de pánico se define como un ataque de miedo o angustia que comienza repentinamente y se intensifica rápidamente, a menudo acompañado por una fuerte sensación de peligro o el pensamiento del final. Los síntomas incluyen palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, miedo a la muerte, miedo a perder el control y volverse loco. Estos síntomas pueden ser bastante aterradores para la persona.
El ataque de pánico no es una enfermedad psiquiátrica por sí sola, sino un conjunto de síntomas. Muchas personas pueden experimentar ataques de pánico muchas veces en situaciones como accidentes, explosiones, etc. Sin embargo, si los ataques comienzan a ocurrir más de una vez y la persona comienza a preocuparse y preocuparse por las consecuencias de los ataques incluso cuando no hay ataques; Se puede mencionar el trastorno de pánico.
Como resultado de estas preocupaciones, la persona organiza su entorno ante la posibilidad de sufrir un ataque de pánico, y de hecho restringe su vida evitando entornos y situaciones en las que él/ella piensa que no podrá obtener ayuda si tiene un ataque. Esta condición, llamada agorafobia, hace que los ataques de pánico entren en un círculo vicioso. Desde una perspectiva cognitiva, el miedo intenso que surge como resultado de una mala interpretación catastrófica de las sensaciones corporales (como palpitaciones, temblores, incapacidad para respirar, etc.) aumenta la gravedad de los síntomas, lo que refuerza la creencia en el desastre. p>
Por qué se produce el trastorno de pánico. Aunque no hay una respuesta clara al respecto, se puede decir que puede ser causado por factores biológicos, psicológicos o ambientales.
El trastorno de pánico es una enfermedad que puede puede controlarse fácilmente con métodos de tratamiento adecuados después del diagnóstico.
Trastorno de pánico. Dos tratamientos pasan a primer plano: medicación y terapia cognitivo-conductual.
Cuando se examina la investigación; Aunque se ha demostrado la eficacia del tratamiento farmacológico, se considera importante acompañar el proceso terapéutico en cuanto a la permanencia del tratamiento.
La Terapia Cognitivo Conductual, uno de los métodos terapéuticos más eficaces para el trastorno de pánico, ayuda al cliente a cambiar su información errónea y sus pensamientos sobre los ataques de pánico y se garantiza que las personas puedan afrontar sus síntomas sin miedo.
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