Todos queremos dientes blancos como las celebridades de Hollywood. Pero las investigaciones muestran que entre el 18% y el 58% de las personas no están satisfechas con el color de sus dientes. Aunque el tratamiento más preferido y deseado en Estados Unidos es el blanqueamiento dental, los británicos no le dan mucha importancia a este tema. Los dientes perfectamente alineados y blancos como la nieve atraen la atención en todas las revistas y prensa. Por tanto, es natural que pensemos que los dientes blancos no sólo son atractivos sino también saludables. Sin embargo, el valor del tono de los dientes depende de su color intrínseco. Esto varía según la genética y los factores de edad, así como también según el tabaquismo, la comida y la bebida y el consumo de algunas drogas. A medida que envejecemos, los dientes empiezan a verse más amarillos. La razón de esto es que la capa de esmalte de los dientes se desgasta con los años y la capa de dentina que se encuentra debajo se vuelve más amarilla. Cuando el café, el té o las salsas permanecen en los dientes, dejan componentes coloreados llamados cromógenos. Cuando van acompañadas de bacterias y hongos, se producen manchas de color verde grisáceo con apariencia peluda. El consumo de alimentos ácidos hará que la superficie exterior se vuelva áspera, proporcionando un ambiente adecuado para la formación de manchas. Piensa en lo difícil que sería quitar esa mancha si dejaras la taza de té y café durante un día sin lavarla. Pero tener dientes blancos no significa que no haya caries. Puede haber deterioro en áreas invisibles de las interfaces. Por otro lado, es posible que no tengas dientes completamente blancos, pero aún así puedes tener dientes muy sanos. Para ello, definitivamente deberías llevarlo a un dentista.
Si aún quieres tener dientes blancos, en los mercados se venden muchas cosas, desde pastas abrasivas hasta tiras de papel de lija. Muchos de estos causan daños permanentes porque erosionan los dientes. Algunos lo blanquean con un agente blanqueador. Algunos incluso crean una capa azulada y literalmente maquillan los dientes. Todo esto es perjudicial. Puede causar sensibilidad temporal en algunas personas. Si se presta atención a los hábitos de alimentación, bebida y cepillado, no viene mal hacerlo una vez al año o cada dos años.
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