Cuando enfrentamos dificultades o pasamos por situaciones difíciles para nosotros, se producen algunos cambios en nuestro estado de ánimo, comunicación y comportamiento como seres humanos. A veces nos puede costar controlarlos. En tales casos, la forma en que conducimos nuestra relación con nuestros hijos y cómo nos comunicamos es de gran importancia. Cuanto más hagamos que el ambiente hogareño sea seguro para nuestros hijos, más superarán tales situaciones o procesos de la manera más cómoda.
La confianza es el sentimiento de creencia y apego sin miedo, vacilación o duda. Estos sentimientos se sienten en un ambiente seguro. Los niños comprenden muy rápidamente cómo les llega el entorno en el que viven y reaccionan rápidamente. Conflicto, malentendido, desacuerdo, etc. que experimentan dos personas que tienen dificultades para entenderse y tratar de establecer un diálogo. Por ejemplo, si no seguimos el camino correcto en nuestra comunicación con nuestros hijos, los desacuerdos, la terquedad y los conflictos no surgirán mucho entre nosotros.
Aquí hay 4 maneras de hacer que el ambiente hogareño sea seguro para los niños:
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Ser predecible y coherente en la comunicación
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Ser cariñoso y cariñoso
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Tranquilizar con calma
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Utilizar habilidades reflexivas para resolver problemas
Ser predecible y coherente en la comunicación: Su hijo experimentará miedo y ansiedad en este desafiante proceso. Puede transmitir esos sentimientos. No ser indiferentes a ellos, no ignorarlos, abrirles el espacio donde puedan experimentar sus emociones y hacerles sentir que estamos con ellos les permite quedarse con las emociones que han experimentado, entender que esta no es una situación extraña y experimentar esas emociones. Al mismo tiempo, es muy importante que sepan que no están solos en este proceso, que estáis juntos en este proceso y que los protegeréis tanto como podáis.
Ser cariñoso y afectuoso: Aquí es donde entran en juego el amor incondicional y el cariño emocional. En ocasiones necesitamos estos dos factores para calmar las emociones negativas. Sentir que su amor no tiene condición ni reciprocidad, ni siquiera un roce, una mirada de aceptación, demuestra que los propios niños se bastan en ese sentido, lo demuestran incondicionalmente. suficiente para mostrarte amor y aceptación. Al sentir estas emociones, el cerebro se relajará automáticamente.
Brinda tranquilidad en silencio: dar tranquilidad y responder preguntas sin pánico aclara las dudas en la mente. Será eficaz ser descriptivo y claro, ser coherente, indicar las conductas que se quieren realizar, junto con los motivos, en lugar de pasar por alto el tema o ignorarlo. Si manejas este proceso con calma, serás un factor de curación para tu hijo. Ellos también pueden superar este proceso sin entrar en pánico ni asustarse.
Usar habilidades reflexivas para la resolución de problemas: Resolver problemas requiere habilidad. Como ocurre con cualquier adquisición de habilidades, cuanto más se experimenta la habilidad de resolución de problemas, más fuerte se aprende. La participación de la familia en la adquisición de esta habilidad por parte del niño es muy grande. Cuanto más orientadas a la solución y comprensivas sean las actitudes de los padres, especialmente ante un problema específico, más aprenderán los niños a actuar en la misma situación, menos confundidos, menos preocupados y mejor adaptados estarán. De esta manera se desarrolla una sensación de confianza. Los problemas de conducta también son menos comunes en un individuo que se siente seguro.
Con estos cuatro consejos podrás superar procesos o condiciones que podemos calificar de negativos dejando un impacto positivo en tus hijos.
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