'Mi hijo tiene 10 años. Creo que llegamos tarde porque los niños completan su desarrollo entre 0 y 6 años. ¿Es esto cierto?'
Nunca es demasiado tarde para toda persona que esté dispuesta y preparada a tomar conciencia sobre el desarrollo. Pero cuanto antes se produzca lo que llamamos conciencia, más puede afectar la vida. El desarrollo y la conciencia están con nosotros en cada momento de la vida, y cada vez que comenzamos a darnos cuenta de esto, surgen nuevas oportunidades para los próximos momentos. Aunque el tema principal, el crecimiento y desarrollo neurológico, se produce de forma intensiva en la infancia, el cerebro continúa moldeándonos a lo largo de la vida. La proliferación de las células nerviosas del cerebro, es decir, la formación de nuevos vínculos, se produce en consonancia con las experiencias vividas en la infancia, y el periodo comprendido entre los 0 y los 10 años es el periodo en el que el cerebro trabaja con mayor intensidad. Aunque durante la infancia se desarrollan diferentes áreas del cerebro, este desarrollo puede acelerarse durante la adolescencia.
Las lecciones más significativas y valiosas sobre el desarrollo emocional y la autoconciencia son las que los padres le dan al niño. Desde el momento en que nacen, los niños tienden a adquirir diferentes habilidades en distintos ámbitos de la vida. Por ejemplo; Mientras que a un niño de 5-6 años hay que enseñarle el sentido de la compasión, a un niño de 9 años hay que enseñarle a gestionar el tiempo.
Goleman destacó la importancia del entorno familiar en el desarrollo de la inteligencia emocional como sigue; 'El entorno familiar en el que crece el niño también es muy importante en términos de desarrollo de la inteligencia emocional. La vida familiar es la primera escuela donde se enseñan lecciones emocionales. Estas lecciones emocionales se dan no sólo por lo que los padres dicen y hacen directamente a sus hijos, sino también por cómo expresan sus propios sentimientos y el modelo de interacción entre ellos.'
Si el objetivo de los padres es criar En los niños sanos, se debe apoyar el desarrollo de la inteligencia emocional desde una edad temprana. Enseñar conscientemente a nuestros hijos habilidades valiosas que pueden ser necesarias para los próximos años de sus vidas es el mayor paso que podemos dar para su futuro.
NIÑOS EMOCIONALMENTE SALUDABLES;
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Aprenden mejor.
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Tienen menos problemas de conducta.
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Se sienten mejor sobre sí mismos.
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Resisten mejor la presión.
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Son más empáticos y menos propensos a la violencia.
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Son mejores para afrontar los problemas de adaptación.
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Son mejores para lidiar con los problemas de adaptación. Actúan más conscientemente contra las cosas dañinas.
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Las relaciones con sus pares son fuertes.
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Son buenos para controlar los movimientos bruscos.
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