¿Qué pasa si el estrés crónico que experimenta ha debilitado su sistema nervioso parasimpático? Al exhalar, el corazón no se ralentizará y el tiempo entre latidos no se alargará, lo que significa que la VFC será baja. Se utilizan monitores de precisión para medir estos intervalos entre disparos. Una VFC alta, es decir, intervalos cortos al inhalar e intervalos largos al exhalar, indica que tienes un sistema parasimpático fuerte que lo equilibra en respuesta a tu sistema simpático, y esto es algo muy bueno. En cambio, si la VFC es baja, es decir, hay poca variabilidad, esto indica un sistema parasimpático que tiene dificultades para pisar los frenos. En estados de estrés, ansiedad, depresión o ira, la variabilidad natural del ritmo cardíaco se debilita y se vuelve irregular o caótica. Esta variabilidad aumenta y se vuelve consistente en estados de bienestar, compasión, gratitud o cuando la atención se centra en la respiración. Como dijimos anteriormente, el sistema simpático está activo al respirar y el sistema parasimpático está activo al exhalar. Por esta razón, en muchos tipos de meditación, el tiempo de exhalación se mantiene más largo que el tiempo de inhalación. Cuando centramos nuestra atención en la respiración y, a veces, mantenemos el tiempo de exhalación durante más tiempo durante este enfoque, ejercitamos nuestro sistema parasimpático.
Siéntate cómodamente con la espalda erguida. Esta posición da total libertad de movimiento al flujo de aire, que viaja desde las fosas nasales hasta la garganta, luego a los bronquios y finalmente hasta el fondo de los pulmones antes de regresar. Inicie la relajación respirando lentamente dos veces profundamente con intensa atención. Una sensación de relajación, ligereza y bienestar se instalará en tu pecho y hombros. A medida que repita este ejercicio, aprenderá a permitir que su atención guíe su respiración. Es muy importante que tu atención acompañe cada inhalación y la salida lenta y elegante de la larga exhalación del cuerpo. Hasta que no quedó nada más que un suspiro fino y apenas perceptible. Luego hay una pausa. En esta pausa aprendes a sumergirte cada vez más profundamente. A menudo sientes el contacto más íntimo con tu cuerpo cuando permaneces allí por un corto tiempo. Luego, al final de la pausa, notas una pequeña chispa que brilla por sí sola, iniciando un nuevo ciclo respiratorio. Por supuesto, después de un cierto período de tiempo, nuestra mente deja de respirar y se vuelve hacia el mundo exterior: el hogar. deuda, examen, preocupaciones pasadas y obligaciones futuras... La esencia de esta terapia es dejar de lado todos los pensamientos que te vienen a la mente en ese momento y centrarte en la persona que realmente te necesita, es decir, en ti mismo, es decir, tu respiración Lo único que te traerá paz es dirigir tu atención a la respiración larga y la pausa que sigue. Es posible domar tus funciones vitales calmándote y escuchando tu respiración durante 10 minutos dos veces al día.
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