Es muy importante cepillarse los dientes al menos dos veces al día para garantizar la continuidad de la higiene bucal. El proceso de uso del cepillo de dientes nos permite eliminar en gran medida bacterias y restos de comida adheridos a la superficie del diente. Sin embargo, el simple uso de un cepillo de dientes no es suficiente para mantener la salud bucal y prevenir el mal aliento.
El mal olor se produce por el azufre evaporado creado por bacterias en la parte posterior de la lengua, donde el cepillo de dientes no puede llegar. La lengua es un órgano que nos permite saborear. Pequeñas protuberancias en la lengua, llamadas papilas en términos médicos, nos permiten sentir el gusto. Debido a estas pequeñas protuberancias, podemos comparar la lengüeta con las alfombras de nuestros hogares. La mayoría de las bacterias que causan el mal aliento se acumulan profundamente debajo de la superficie de la lengua (entre las crestas), como en las alfombras. Estas bacterias sólo pueden eliminarse de la superficie de la lengua mediante limpieza mecánica. Es necesario cepillar la superficie de la lengua para realizar una limpieza mecánica.
El cepillado de la lengua se puede realizar con un cepillo de dientes normal. Sin embargo, el método más eficaz para limpiar las bacterias de la lengua es utilizar un cepillo lingual. Hoy en día, algunas empresas han desarrollado cepillos especiales que se pueden utilizar tanto para la lengua como para los dientes. También existen aparatos especiales que se pueden utilizar únicamente para el cepillado de la lengua.
Los enjuagues bucales de uso diario ayudan a eliminar los malos olores gracias a su aroma fresco y a los químicos que contienen. Sin embargo, sus efectos son limitados, si no se limpian las bacterias de la lengua seguirán emitiendo azufre y el mal olor volverá al cabo de un tiempo, por lo que debemos tener cuidado de cepillarnos la lengua mientras nos cepillamos los dientes después de cada comida. De esta forma podremos tener una sonrisa saludable y un aliento fresco.
Leer: 0