Duelo: ¿Qué es, cómo lo vivimos?

El duelo se caracteriza como el conjunto de nuestras reacciones ante las pérdidas que hemos experimentado. Aunque a menudo se asocian con la muerte y la pérdida de un ser querido, muchas de las pérdidas que experimentamos en nuestras vidas en realidad pueden causarnos dolor. A veces, muchos eventos diferentes pueden desencadenar el proceso de duelo, como el final de una relación, el final de un período de nuestra vida, una ciudad de la que nos despedimos. El duelo es un proceso que todos experimentamos en distintos momentos de nuestra vida, el cual es bastante natural y debe vivirse a su propio ritmo. Al ser un proceso personal, puede manifestarse de diferentes maneras en diferentes personas, pero es posible categorizar el proceso en unos pocos pasos.

En general, podemos decir que la respuesta normal al duelo tiene cinco pasos. El proceso comienza con la negación. Al principio, la persona puede negar esta pérdida o encontrarse en un estado de entumecimiento. Este entumecimiento luego da paso a la ira o la revuelta. En este punto, el anhelo por la persona o el acontecimiento perdido puede manifestarse con ira. En la siguiente fase de negociación, la persona puede intentar negociar consigo misma, con su entorno y con diversos poderes en los que cree. Llegados a este punto, es posible decir que la negación está desapareciendo paulatinamente. Posteriormente, los sentimientos de entumecimiento y enojo son reemplazados por un proceso de depresión. La persona puede sentirse deprimida, vacía e infeliz. Además, esto se puede observar en formas físicas como alteraciones en los patrones de sueño, pérdida de apetito y alienación del medio ambiente. Con el tiempo, la depresión deja su lugar a la aceptación. Sin embargo, esto no significa que el suceso que lamentamos nunca más nos volverá a alterar o que nunca más volveremos a sentir la ausencia de esa persona o situación. Al contrario, es una condición muy humana que una pérdida nos afecte de vez en cuando, nos venga a la mente y nos vuelva a trastornar. Sin embargo, con la prolongación del proceso de duelo, éste puede convertirse en una ley patológica. Si la persona queda atrapada en un determinado periodo de duelo y no puede volver a adaptarse a la vida normal, si el proceso de depresión continúa intensamente, puede darse una situación como el duelo patológico. En este caso, es beneficioso que la persona reciba apoyo de un especialista y reciba psicoterapia.

Como resultado, las pérdidas que experimentamos en diversos períodos de nuestras vidas pueden provocar que nos lamentemos. r. Una vida en la que no experimentemos ninguna pérdida ni tengamos que despedirnos de nuestros seres queridos no parece posible. Por esta razón, el duelo es parte de la vida, como amar y vincularse. Sin embargo, también es importante conseguir el apoyo necesario cuando este proceso de duelo es intenso y prolongado.

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