Los órganos genitales femeninos se encuentran en la pelvis del cuerpo. Esta región es de gran importancia tanto en términos de fuerza como de flexibilidad. Debe ser lo suficientemente fuerte para soportar las piernas cuando sea necesario y lo suficientemente flexible para permitir que una nueva criatura crezca cuando sea necesario.
Como todos los órganos internos, el útero y los ovarios tienen ciertos movimientos en sus propios ejes. Para que estos órganos funcionen plenamente no deben tener restricciones de movimiento y su circulación debe ser cómoda. El deterioro de la circulación significa que las funciones de los órganos no se pueden realizar de manera reversible o irreversible.
Los órganos genitales femeninos están conectados a muchos órganos tanto a través de sus vecindades como de estructuras anatómicas:
Vejiga: Derecha al lado del útero. Si la vejiga en la parte frontal está llena, el útero es empujado hacia atrás. Debido a las conexiones neuronales, los problemas en el área de la vejiga pueden reflejarse fácilmente en el útero.
Intestinos: la última parte del intestino grueso está justo detrás del útero. Si no se vacía esta área por completo, el útero asumirá una posición hacia adelante y restringirá su movimiento. El intestino delgado se encuentra justo encima del útero. El útero puede verse afectado por los cambios de presión en casos de estreñimiento y diarrea.
Rodilla: dado que los nervios que pasan por el hueso pélvico también pasan por la rodilla, la zona de la rodilla también puede verse afectado por los cambios en el útero.
Cóccix: El útero está conectado al hueso del cóccix a través de un ligamento llamado ligamento. Los cambios posturales pueden reflejarse fácilmente en los órganos genitales internos.
Cabeza: Los huesos que forman la cabeza están conectados al hueso coxis a través de la columna. Toda la columna trabaja en armonía entre sí y tolerándose cuando es necesario. Además, la zona del útero está fuertemente influenciada por las hormonas. Estas hormonas se secretan a través de la glándula pituitaria, que está protegida en la zona de la cabeza. La capacidad de la glándula pituitaria para funcionar plenamente depende de la movilidad de los tejidos circundantes.
La osteopatía intenta solucionar las limitaciones del movimiento en lugar del dolor. Según la osteopatía, una persona no está enferma porque tiene dolor, tiene dolor porque está enferma. En caso de dolor menstrual, se realiza un examen osteopático exhaustivo después de realizar una historia detallada de la paciente y se establece una conexión anatómica entre los hallazgos. s están establecidos. El tratamiento dirigido a la causa principal es el principio básico. Así, entra en juego el mecanismo de autocuración del cuerpo.
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