Nutrición en bebés y niños

La infancia y la niñez son los períodos de riesgo de enfermedades que requieren mayor protección. El periodo comprendido entre el cero y el año de edad se denomina “infancia” y el periodo que va desde la infancia hasta la adolescencia se denomina “infancia” (Bayar, 2019).

Cambios progresivos del desarrollo asociados al crecimiento de los órganos y la maduración de sus funciones, en definitiva, el crecimiento y desarrollo es muy importante durante la niñez y la infancia. En este proceso, la enfermedad afecta negativamente a la salud de niños y bebés, lo que hace inevitable el tratamiento hospitalario o ambulatorio y el uso de medicamentos. Teniendo en cuenta la seguridad del paciente, la administración de medicamentos tiene un lugar importante durante la enfermedad, pero debido a las diferencias estructurales fisiológicas en bebés y niños, la administración de medicamentos es mucho más riesgosa que en adultos normales (Çalışır, 2020).

       El hígado es responsable de convertir los fármacos en metabolitos inofensivos y eliminar la toxicidad. La actividad de estas enzimas, que desempeñan un papel en el metabolismo de los fármacos en niños de 1 a 6 años y especialmente en recién nacidos, es menor que en los adultos. El riñón, otro órgano responsable del metabolismo de los fármacos, no está suficientemente desarrollado, especialmente en los bebés, y puede alcanzar niveles adultos entre 6 y 12 meses después del nacimiento (Bayar, 2019). Otro factor que afecta el metabolismo de los fármacos en lactantes y niños es la superficie de absorción del intestino delgado y el corto tiempo de tránsito intestinal, lo que puede indicar un retraso en la absorción del fármaco. El pH del estómago, que disminuye hasta los 2 años, es también uno de los factores del sistema gastrointestinal que afecta el metabolismo de los fármacos (Çalışır, 2020). Los recién nacidos tienen mayor cantidad de líquido corporal y menor cantidad de grasa y tejido muscular que los niños y adultos (Bayar, 2019). Esto puede dar lugar a diferencias en la distribución de los medicamentos, que afectan la distribución y el metabolismo de los medicamentos, además de afectar indirectamente las interacciones entre alimentos y medicamentos. En caso de una posible interacción entre alimentos y medicamentos, los bebés y los niños corren mayor riesgo que los adultos debido a estas diferencias fisiológicas. Otro riesgo en este grupo de pacientes es que las dificultades con la administración del fármaco puedan reducir el efecto del tratamiento, al tiempo que interactúan con los alimentos. Representa un riesgo tanto para el tratamiento como para la deficiencia nutricional. Las deficiencias de nutrientes pueden causar diferentes problemas. Por ejemplo, el uso de fármacos psiquiátricos como el ácido valproico y el litio en adolescentes y niños cambia la biodisponibilidad de los nutrientes. Además, el uso de antiepilépticos como la carbamazepina y la fentoína provoca una disminución de los niveles de ácido fólico. Se sabe que la deficiencia de ácido fólico provoca una disminución en las habilidades de memoria verbal (Çorum,2016).

      Se deben tener en cuenta las diferencias fisiológicas al calcular las dosis de medicamentos que se administrarán a bebés y niños y al examinar los medicamentos y los alimentos. interacciones (Aksoy,2016).

      Para capturar completamente el crecimiento y el desarrollo durante la enfermedad, se debe tener en cuenta cómo la interacción entre alimentos y medicamentos puede afectar el crecimiento y el desarrollo. Cambiar la composición corporal según el estado nutricional y el crecimiento tendrá un impacto en la acción, el metabolismo y la excreción de los fármacos (Aksoy, 2016). Por lo tanto, es muy importante seguir la interacción entre alimentos y medicamentos en los niños y cómo afecta el crecimiento (Aksoy, 2016).

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