Detente un momento y piensa en esta frase...
Todos los que encontramos en la vida son un espejo que nos refleja. Lo que vemos en ellos es en realidad nuestro reflejo. Las características que Ver, gustar y disgustar a la persona que tenemos delante son nuestros reflejos, nuestros rasgos. Todo está dentro de nosotros... Sólo podemos ver en los demás lo que vemos en nosotros mismos.
¿Qué emociones surgen en ti al leer estas líneas? ¿Lo que escuchas te hace sentir bien o incómodo?
Leí por primera vez la siguiente cita en una revista hace unos años:
La forma en que me percibes es un reflejo de ti y de mi reacción hacia ti. es una conciencia de mí.
Como decía Goethe: "Una persona ve lo que lleva en su corazón cuando mira el mundo".
Todos somos espejos unos de otros. Los humanos tendemos a culpar y juzgar fácilmente a los demás por nuestras desgracias o cosas que nos suceden. Creemos que los factores externos contribuyen a la mayor parte del sufrimiento que experimentamos. Siempre es más fácil buscar en el exterior el origen de nuestros problemas que en el interior. No queremos ver nuestros propios errores y errores, porque si los vemos, necesitamos cambiar. El cambio requiere dar o estirarnos un poco de nuestro estado habitual, y esto da miedo.
Carl Jung dice que todo lo que nos perturba en los demás contiene, en esencia, la oportunidad de entendernos mejor a nosotros mismos. El espejo del dharma es también una enseñanza budista que nos anima a mirar hacia nuestro interior para descubrir las causas fundamentales de nuestro sufrimiento. Según esta enseñanza, las cosas a las que estamos apegados, nuestra ira y nuestra excesiva importancia personal son las principales razones de los problemas y dolores que experimentamos afuera.
La idea de que Que otras personas sean nuestros espejos puede parecer contradictorio y hacernos sentir incómodos al principio. Si bien asumir la responsabilidad de nosotros mismos requiere hacer el esfuerzo y actuar para cambiar, casi siempre es más fácil culpar a los demás y a la vida por nuestros problemas. Pero la verdad es eso; Si continuamos proyectando estas acusaciones hacia afuera, solo prolongaremos nuestro dolor.
Cuando una persona nos provoca, esa persona simplemente está reflejando una experiencia pasada que nos pertenece. . Cuando notamos rasgos que no nos gustan en otra persona, a menudo son rasgos que también nos disgustan o rechazamos en nosotros mismos. Cuando alguien nos dice o hace algo que desencadena estas características, nuestra reacción inmediata suele ser reaccionar contra nosotros mismos o defendernos.
Estos desencadenantes suelen ser problemas del pasado no resueltos, reprimidos. recuerdos o nuestra conciencia. Puede haber traumas que hemos enterrado muy profundamente. Siempre que surge una situación que nos desafía y nos desencadena, en realidad está surgiendo algo que está esperando ser notado y sanado. Sin embargo, nunca podremos curar estas viejas heridas y enfermedades culpando a la vida y proyectándola hacia afuera.
El rechazo sería un ejemplo muy adecuado en este caso. Este es un desencadenante común para muchas personas porque todos podemos recordar un momento en el que fuimos rechazados por otra persona y las emociones que lo acompañaron. Cada vez que alguien nos hace algo que provoca sentimientos de rechazo, nuestro sentido de valía y confianza en nosotros mismos sufre un gran impacto. Nuestra primera reacción suele ser protegernos y defendernos. Porque el rechazo hace aflorar en nosotros sentimientos de vergüenza y soledad. El rechazo también activará partes de nosotros mismos que rechazamos. Las partes de nosotros que no nos gustan y que reprimimos. Por eso es tan doloroso. Sin embargo, siempre es posible ver y sanar estas partes de nosotros mismos volviéndonos hacia adentro. Nuestras heridas sólo pueden sanar cuando las tocamos con compasión.
Si aprendemos a aplicar la comprensión de que las personas son nuestros espejos, podemos empezar a mejorar. Especialmente en los días difíciles, podemos ver que además de las emociones difíciles que experimentamos, también hay lecciones importantes que podemos aprender de los demás. Esta es una excelente oportunidad para conocernos mejor, prestar atención y sanar nuestras viejas heridas. ir. En mi próximo artículo, ofreceré algunas sugerencias prácticas para notar el reflejo de nosotros mismos en los demás.
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