El año escolar abre nuevas puertas para niños y madres... Empezar la escuela; Trae aprender cosas nuevas, conocer gente nueva, socializar y lograr nuevos sueños. Comienza un período muy emocionante, a veces estresante, agradable y de desarrollo para toda la familia. Hoy se inicia un proceso que las redes sociales apoyan, dirigen y dificultan paso a paso con imágenes, textos, me gusta... Este proceso, que antes se compartía sólo con el núcleo familiar, parientes, vecinos y amigos, ahora se comparte con el mundo entero a un clic...
Desde el nacimiento A partir de ahora se ha vuelto imprescindible celebrar y compartir cada momento y cada mes de los bebés con ilusión y pompa.Madres felices y cuidadas que pueden hacer todo juntos y sus hijos perfectos… Lamentablemente un proceso que comenzó así ha incrementado exponencialmente todo tipo de expectativas durante el periodo escolar… Nuestros hijos y sus madres se encontraron en una carrera sin sentido. Las madres, con todas sus buenas intenciones, intentan mantener a sus hijos en este ritmo y no perderles nada. Nuestros niños tienen que ser niños multiculturales, muy inteligentes, que tienen que aprender mucho, comer muy sano y realizar actividades en el campo del arte y el deporte. .. No importa lo que hagan sus madres, siempre están incompletas, siempre ansiosas, siempre se quedan solas con maravillas...
El síndrome de perfección puede causar un sentimiento de insuficiencia, culpa y ansiedad extrema en la madre. Los niños que crecen con el síndrome de perfección carecen de habilidades para resolver problemas, pueden experimentar problemas de confianza en sí mismos, aburrirse fácilmente y crecer egocéntricos. Un niño que crece pensando que puede conseguir lo que quiera y que es perfecto e impecable puede experimentar grandes decepciones y problemas de confianza en sí mismo cuando se encuentra con obstáculos, rechazos y fracasos en la vida real. Cuando se convierten en adultos, pueden evaluarse constantemente en el eje del éxito/fracaso y volverse infelices.
Podemos comprender las necesidades, intereses, habilidades y áreas de dificultad reales de nuestros hijos al pasar tiempo de calidad juntos. escuchándolos, charlando con ellos y jugando con ellos. El amor que compartimos incondicionalmente con nuestros hijos. En un ambiente de seguridad y protección; Podemos ayudarlos a desarrollarse, cambiar y crecer como personas felices apoyándolos de acuerdo con sus necesidades, estando ahí para ayudarlos cuando cometen errores, enseñándoles límites cuando sea necesario y escuchándolos cuando quieran hablar.
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