Los bebés con un desarrollo neurológico normal están en riesgo.
Los bebés nacidos como resultado de embarazos problemáticos entran en este grupo. Por ejemplo, la presencia de trastornos uterinos en la madre, la amenaza de aborto espontáneo, sangrado durante el embarazo, presión arterial alta durante el embarazo, diabetes, traumatismo o abuso de sustancias en la madre, como alcohol o cigarrillos, pueden causar problemas que pueden afectar la vida del bebé en el futuro. Además, bebés prematuros, partos difíciles, partos traumáticos, alto nivel de ictericia neonatal, embarazos múltiples (gemelos, trillizos, etc.), anomalías del desarrollo cerebral detectadas en el útero, hemorragia cerebral, deglución de caca durante el parto, sepsis y meningitis en el período neonatal, Son condiciones que pueden afectar el desarrollo del bebé después del nacimiento y después del nacimiento en bebés que han tenido convulsiones. En definitiva, muchos bebés que han estado hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos durante el período neonatal entran en este grupo.
Es muy importante seguir los pasos del desarrollo neurológico (control de la cabeza, sentarse, caminar, hablar, etc.) regularmente en estos bebés. La coordinación de movimientos en las extremidades y la ausencia de diferencia lateral son muy importantes en el seguimiento. O la preferencia de presionar con el dedo en un niño que acaba de empezar a caminar puede ser un presagio de daño cerebral. El control ocular es muy importante, especialmente porque los bebés que nacen antes de las 32 semanas corren riesgo de sufrir retinopatía del prematuro. La realización de pruebas de desarrollo probadas a nivel mundial durante el crecimiento de estos niños garantiza que haya datos objetivos disponibles tanto para el médico como para la familia. Dado que estos niños correrán riesgo de sufrir ataques epilépticos, los movimientos atípicos, los ojos entrecerrados y los saltos deben considerarse y evaluarse con electroencefalografía (EEG) cuando sea necesario. En estos niños se debe realizar imágenes cerebrales con resonancia magnética o ecografía transfontanelar si se considera necesario.
Las familias deben estar alerta sobre las etapas de desarrollo de los bebés de riesgo. La mejora más pequeña que se nota en los bebés en riesgo Se deben considerar retraso mental, trastornos de la marcha y del habla, falta de control de la cabeza, musculatura demasiado dura o floja y trastornos de la comunicación. Los bebés de riesgo deben ser seguidos periódicamente por médicos especialistas y, si se considera necesario, se les debe brindar cumplimiento de los tratamientos y capacitación.
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