Todos los niños adquieren de alguna manera hábitos higiénicos, pero para algunas familias esto puede convertirse en una pesadilla. Cada desarrollo varía según el ritmo del niño. El proceso de adquisición de hábitos sanitarios también variará entre los niños. El momento oportuno y la preparación del niño son de gran importancia cuando se trata de aprender a ir al baño. Las madres suelen decir que debería ser verano, pero lo primero que hay que comprobar es si el niño está preparado. El aprendizaje para ir al baño es un proceso apropiado que se debe realizar entre los 18 y los 36 meses. Durante este período, es más fácil para los niños adquirir la habilidad ya que pueden controlar los músculos de la vejiga. A medida que la autoexpresión de su hijo aumente en este proceso, le explicará sus necesidades y comprenderá completamente lo que usted le diga. Este proceso en ocasiones se inicia temprano debido a la ansiedad materna, pero cuando ocurre tal situación, el niño se sentirá inadecuado porque no puede realizarlo por falta de habilidades. Este período desencadenará el trauma posterior de sentirse fracasado. El hecho de que al niño le pongan pañal cuando empieza el colegio, que suele ser a los 3 años, hará que el niño piense que todavía está apegado a su madre, por lo que puede tener problemas para adaptarse al colegio.
¿Cómo sabemos si el niño está preparado?
Si su hijo recibe instrucciones y expresa o expresa sus necesidades, permanece seco durante algunas horas, tiene desarrollo muscular para sostener el baño, ha comenzado a practicar sus propias habilidades de cuidado personal, se siente incómodo con la humedad de su pañal y lo informa, se puede considerar comenzar a aprender a ir al baño.
¿Cuándo es inapropiado?
Iniciarlo antes de los 18 meses indica que este proceso no es adecuado si tu hijo no tiene las características antes mencionadas, si hay cambios en las condiciones de vida, por ejemplo, cambio de casa, llegada de hermanos, pérdida de vida. El hecho de que muchas personas estén enseñando a ir al baño no es adecuado para este proceso. Mientras se le enseña el hábito, se espera que su hijo cometa errores y reaccione como, por ejemplo, que se le escape el pañal. Si la madre o el padre gritan, le tomará más tiempo adquirir el hábito del baño.
No hay que olvidar que si los niños experimentan reflujo después de adquirir hábitos sanitarios, hay un problema en su mundo espiritual. No debe verse como una habilidad para adquirir el hábito.
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