Las raíces de los problemas de déficit de atención en los adultos se encuentran en la infancia, pero son diferentes de las que se encuentran en los niños. Dado que la estructura psicológica apenas se está desarrollando en la infancia, las preguntas sobre qué hacer y cómo afrontar las necesidades, deseos e impulsos aún no han encontrado respuestas definitivas. El niño no tiene ideales permanentes. Dado que el niño aún no ha desarrollado la capacidad de predecir los problemas que puede experimentar en el futuro si no hace lo que debe hacer, los elementos que lo motivan e impulsan son diferentes. En los niños, la capacidad de esperar y calmarse madura gradualmente. Además de todo esto, algunos factores genéticos y biológicos también afectan la capacidad del niño para centrar su atención y reprimir sus movimientos.
Cuando el niño siente una necesidad, tiende a satisfacerla de inmediato. Cuando le llega un deseo, comienza a buscar formas de realizarlo. La atención de los niños puede distraerse fácilmente. Les resulta difícil mantener la atención en un tema y frenar sus deseos.
Las características anteriores cambian durante el proceso de desarrollo y crecimiento. Un adulto puede anticipar sus necesidades y posponer la satisfacción de una necesidad o deseo. Puede experimentar impulsos sexuales o agresivos diferenciándolos. Un adulto tiene ideales y metas. Puede pensar y planificar lo que se necesita para lograrlos. Puede posponer algunos de sus deseos y renunciar a otros en aras de sus ideales y objetivos.
Todos estos desarrollos permiten centrar la atención en un tema y mantenerlo sin verse afectado por el entorno. Un adulto puede aislarse parcialmente de los acontecimientos que le rodean y centrarse en un tema que cree que necesita atención. Durante esta atención, puede recordar información sobre el tema. De esta manera, puede seguir esto trazando un plan y una hoja de ruta para sí mismo. Como resultado, puede organizar su trabajo y terminarlo a tiempo.
Aquellos que carecen de atención y concentración en la edad adulta no pueden seguir las instrucciones. Tienen dificultades para centrarse en un tema y recordar la información necesaria sobre él. Por estas razones, no pueden organizar su trabajo y su vida de manera satisfactoria. O no pueden terminar su trabajo a tiempo o lo dejan sin terminar. Estos problemas se manifiestan en los ámbitos laboral, familiar, educativo y a lo largo de toda su vida.
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