Todos hemos escuchado las historias de personas que han estado a dieta durante toda su vida, que perdieron peso regularmente pero de repente dejaron de perderlo, que no pudieron deshacerse del exceso de peso después del embarazo o que creían que era imposible perder peso debido a sus enfermedades. Mientras haces planes para tu cuerpo, los resultados son buenos la mayor parte del tiempo, pero a veces podemos encontrarnos con resultados tan indeseables. ¿Solución? Es bastante sencillo...
Mantén la calma y no te rindas todavía. Si tu pérdida de peso se ha detenido y aún no has alcanzado tu objetivo, no te rindas todavía. A veces esto puede llevar días o semanas, a veces puede llevar meses. En este punto, lo único que tienes que hacer es confiar en tu dietista y continuar con tu dieta.
Puede que estés más cerca del objetivo, pero ¿qué pasa con tu cuerpo? Cuestiona tus decisiones. El peso ideal de cada persona se encuentra dentro de ciertos rangos, y cuando alcanza el rango ideal, su cuerpo evita la pérdida de peso protegiéndose de una pérdida mayor. Este es un proceso normal. Si lo miras en conjunto, si continúas comiendo saludablemente y haciendo ejercicios que aumenten tu masa muscular, estás progresando con éxito. No te preocupes por los números en la báscula. Recuerda, a medida que aumentas tu masa muscular, aceleras tu metabolismo y estás mucho más cerca de perder peso.
Sorprende a tu cuerpo. Las personas que están a dieta suelen intentar comer poniéndose en ciertos patrones. Sin embargo, no existe una verdad única en nutrición. Cuanto más diversifiques tu mesa, más beneficiarás tanto a tu cuerpo como a tu alma. En lugar de llevar una dieta monótona, intenta utilizar todas las verduras y frutas de temporada. Diversifica lo que comes. Utilice todos los métodos de cocción saludables. Hacer dieta no se trata sólo de asar a la parrilla. También puedes convertir tus comidas en una forma dietética cocinándolas a tu propio vapor, en el horno o usando pasta de tomate casera.
Comprueba tus porciones. A veces creemos tanto en lo que hacemos que nunca admitimos errores. Sin embargo, todos podemos equivocarnos. Comprueba nuevamente si estás aplicando correctamente las cantidades de las raciones indicadas por tu especialista y no dudes en consultarlo. Nunca aumentes ni disminuyas lo que comes. Confía en las matemáticas. Si tu dietista te da un plan de alimentación que incluya 8 rebanadas de pan al día. Si se administra, no aumentar ni disminuir, considerando cada uno como un medicamento.
No omita el ejercicio. Existen dos mejores remedios para poner tu cuerpo en forma. Uno es la nutrición y el otro es el deporte. Puedes ejercitarte caminando a paso ligero durante media hora todos los días o haciendo ejercicios intensos en el gimnasio, la elección es tuya. Continúa realizando diferentes tipos de deportes que hayas añadido a tu rutina diaria durante los periodos en los que tu pérdida de peso se detenga. Además de caminar, es posible lograrlo con ejercicios enérgicos de corta duración en casa.
Haz pequeñas sorpresas. Haz un cambio por ti mismo. En lugar de obsesionarte con perder peso, hazte feliz con pequeñas escapadas. Esto se puede hacer con un postre que se come inmediatamente después de la comida principal o con un plato lleno de pasta. Lo más importante es que nunca te arrepientas después de comer. Vuelve a tu rutina como si nada.
Cree que es una situación temporal. Sí, tienes razón, hacer dieta a veces puede resultar muy difícil. No querrás decepcionarte en este difícil proceso. Llevas mucho tiempo trabajando duro y quieres recoger los frutos. Sin embargo, nuestro cuerpo funciona de manera tan sistemática que podemos sentirnos como si estuviéramos en un período de guerra y dejar de perder peso por un tiempo. Es muy sencillo conseguir esta situación sin olvidarla, sin estrés y con el apoyo de expertos. Lo único importante en este proceso es confiar en ti mismo... Cree que lo lograrás.
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