Como todos sabemos, los humanos somos criaturas sociales. Casi todos nacemos en una familia y abrimos los ojos a la vida. Nuestras relaciones con nuestros padres y hermanos son los principales recursos sociales que nos preparan para esta vida. Posteriormente, nuestros vecinos y compañeros en el entorno en el que vivimos, y cuando comenzamos la escuela, nuestros amigos de la escuela y maestros forman nuestro entorno social. Podemos comparar esto con el hecho de que una piedra que arrojamos al mar forma anillos pequeños y luego más grandes en el agua.
El primer punto donde la piedra toca el agua en realidad apunta a nuestra propia área privada. Esta es un área donde tenemos secretos que no queremos compartir con nadie y donde nos cuidamos individualmente. Los círculos que están empezando a formarse también se refieren a nuestros familiares, nuestros vecinos y amigos de nuestro entorno, nuestros compañeros de escuela y profesores y, finalmente, la sociedad en la que vivimos.
Podemos optar por no comunicarnos con ellos aislándonos de otras personas de vez en cuando. Además, el tamaño y la calidad de nuestra comunicación con un amigo no tiene por qué ser el mismo que el tamaño y la calidad de nuestra comunicación con otro amigo. A veces podemos experimentar cosas que nos resultan difíciles de compartir con nuestra familia, o podemos experimentar cosas que sacuden nuestra relación con nuestra familia, es muy importante poder consultar y obtener su apoyo. Porque aunque la mayor parte del tiempo no seamos conscientes de ello, el efecto del apoyo social y la socialización en nuestra salud física y mental es enorme, es importante. Además, en ocasiones podemos sentirnos muy mal, podemos experimentar emociones apremiantes. Puede que sea más fácil comprender el lugar que ocupa el apoyo social en nuestras vidas durante estos períodos.
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