Efectos de las características familiares en el individuo

Las actitudes familiares son efectivas en el desarrollo emocional, social y de la personalidad del individuo. Cuando observamos los elementos básicos de la familia, encontramos definiciones como la relación entre cónyuges, la relación entre hijos y padres, las relaciones bilaterales, las relaciones entre hermanos, la comunicación, los roles, las habilidades de afrontamiento, las emociones y las funciones diarias. En el marco de estos elementos, cada familia tiene su propia estructura y sistema. También tiene sus propias reglas. Así como el individuo es único, también lo es la familia.

Ninguna familia es perfecta, los conflictos, el estrés, los problemas y los errores suceden, son humanos. Puede haber situaciones difíciles por las que pasa la familia. Como pérdidas, duelo, acontecimientos naturales impactantes. Una de las cosas que forman la estructura del desarrollo emocional de la infancia es cómo son las actitudes familiares y cómo se manejan ante acontecimientos cotidianos o desafiantes. Algunas actitudes familiares son tóxicas, dañinas y tienen un impacto negativo en el desarrollo emocional y social del niño/individuo. Para dar un ejemplo:

 

La presencia de abuso físico, emocional o sexual... 

Cualquiera que sea la forma en que ocurra el abuso, ya sea físico, sexual o verbal, daña al niño Esto provoca que no utilice bien sus talentos y habilidades. Culpar a un niño introvertido por su timidez y criticarlo negativamente diciéndole “por qué eres así, sé un poco extrovertido, mira a tus amigos” hará que el niño se critique de la misma manera y dude de sí mismo en el futuro.

 

Perfeccionismo...

Esta actitud, aceptada en la sociedad, en realidad es paralizante. La actitud perfecta no permite errores, el niño que se equivoca es criticado constantemente. Por lo tanto, siempre se esfuerza por hacer lo mejor en el futuro y su tolerancia a los errores, las pérdidas y las derrotas disminuye.

 

Reglas estrictas, estilos de vida rígidos y creencias rígidas...

Los hechos de la vida se perciben como blancos o negros (todo o nada), hay sólo uno En las familias donde algo se percibe como bueno y las alternativas se perciben como completamente malas, se produce intolerancia hacia los errores y las negatividades de la vida. El niño que sea testigo de esto no podrá romper sus propias reglas en un mundo en constante cambio y experimentará dificultades.

 

Cierre a la comunicación y ceguera a las emociones...

Problemas de los que no se habla, miedo como ira y decepción El entorno familiar, donde las emociones se ignoran y no se expresan, provoca que el niño reprima sus emociones. Las emociones que se reprimen demasiado son destructivas y destructivas. Las personas que se preocupan por las opiniones de los extraños y que pretenden pintar una imagen de la familia perfecta a su alrededor pueden no hablar de los problemas dentro de la familia, y la comunicación sigue siendo limitada. La falta de comunicación es devastadora para los miembros de la familia.



 

Mensajes contradictorios...

Eres bueno/malo; Te quiero mucho/No te quiero en absoluto; ven a mi/no dejes que te vea etc. Los mensajes dados en tales extremos confunden el mundo interior del niño y afectan negativamente el desarrollo de la confianza en sí mismo. El niño, que es el que más necesita refugio mientras crece, experimenta intensos problemas de confianza en las relaciones actuales y futuras.

 

Falta de diversión y placer...

Para algunas familias, la vida es seria. No hay lugar para la diversión, la risa o el placer. El respeto, el marco, la postura, la seguridad, la disciplina y el sistema son mucho más importantes que el juego, la diversión y el placer. Una actitud flexible ante la vida permite disfrutar de la vida, la rigidez provoca lo contrario, la vida se convierte en una lucha agradable.

 

Entrelazamiento...

En las familias donde los miembros están entrelazados, nadie tiene identidad propia. El problema de la madre se convierte en el problema del niño. Los miembros de la familia se enojan por lo mismo, se alegran por lo mismo y se entristecen por lo mismo. Nadie puede actuar independientemente unos de otros. No hay fronteras, nadie está separado de los demás. El niño que ve esto se vuelve dependiente de las relaciones y no puede tomar decisiones sobre su propia vida por sí solo.

 

Todas las familias experimentan estrés. Lo importante es paliar los daños que puede causar el estrés. En una familia, estar dispuesto a compensar los errores cometidos, esforzarse por establecer una comunicación abierta y sin prejuicios y expresar los propios problemas, tristezas o miedos sin culpar a los demás garantiza un sano equilibrio interno. Proteger los límites personales, ser independiente y libre de los individuos, permitirles ser reales y tener un entorno de libre expresión ayuda a la individualización en la vida, a las relaciones sociales de calidad, a estar en paz con la vida y a ser autosuficiente. Y quizás lo mejor sea encontrar maneras de disfrutar la vida juntos…

 

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