Actitudes de los padres y los niños

La personalidad de un individuo está moldeada por la influencia del entorno familiar y social a lo largo de su vida. Las actitudes de los padres hacia la crianza de los hijos son más importantes que muchos factores sociales y ambientales y afectan el desarrollo social, emocional y cognitivo del niño (Grusec y Davidov, 2007). Es la familia la que limitará o ampliará las conductas socialmente útiles y personalmente satisfactorias del niño (Gander y Gardiner, 2010). Los niños adoptan la actitud de sus padres a través de la identificación que estos establecen. Cuando ellos mismos se convierten en padres, muestran la misma actitud hacia sus hijos. (Grusec y Davidov, 2007; Mızrakçı, 1994; Yavuzer, 2005).

Se han realizado muchos estudios sobre las actitudes de los padres. Baumrind (1971) definió el modelo de estilos parentales con tres actitudes parentales: actitud autoritaria, permisiva y democrática. En su clasificación basada en los estudios de Baumrind, Maccoby y Martin (1983) revelaron la actitud negligente, que es un subtipo de paternidad permisiva, además de estas tres actitudes.

La actitud autoritaria es una actitud que se puede observar en muchas familias de nuestro país. La relación entre padres e hijos es débil y sólo se trata de disciplina. Los niños exhiben una personalidad introvertida debido a la presión de estas reglas que deben obedecer. Los niños que no pueden tomar sus propias decisiones debido a las reglas impuestas tienen un carácter inseguro y tímido. También se ha observado que la disciplina excesiva tiene el efecto contrario, y los niños tienen un carácter rebelde y se oponen a todo.

Una actitud permisiva permite dar al niño libertad ilimitada. Aunque el niño recibe cálida atención y aceptación en una actitud parental permisiva, existe una falta de restricción o control sobre el niño (Sümer, Gündoğdu Aktürk y Helvacı, 2010). Con un enfoque disciplinario laxo o inconsistente, los comportamientos indeseables del niño generalmente son ignorados (Robinson, Mandleco, Olsen y Hart, 1995. Evitan estrictamente el castigo y a veces descuidan a los niños bajo el nombre de tolerancia (Baumrind, 1966). No pueden mejorar porque no están abiertos a críticas. Social Puede haber retrasos en la comunicación. 

La actitud democrática proporciona orientación y apoya la individualidad. Las familias guían las actividades del niño de una manera lógica y orientada a los problemas. se adjuntan (Baumrind, 1966). Se toman decisiones conjuntas para la familia. De esta forma, los niños tienen una personalidad que puede tomar decisiones con mayor facilidad, vivir sin depender de nadie, producir ideas y asumir responsabilidades.

En una actitud negligente, al niño no se le da ningún control y no se le muestra amor y atención (Gander y Gardiner, 2010). Los padres de este grupo generalmente confunden tolerancia con dejar ir, no interfieren en absoluto con sus hijos, no les piden nada y responden muy poco a sus deseos y necesidades. Estos padres no supervisan a sus hijos de ninguna manera ni limitan su comportamiento.

Según los resultados de la investigación, la actitud democrática genera resultados cognitivos, emocionales y sociales positivos en el desarrollo del niño. Se ha determinado que el comportamiento cálido y de apoyo de los padres hacia sus hijos les ayuda a controlar el comportamiento agresivo del niño.

Se ha demostrado que está relacionado positivamente con la adaptación en la vida social y la escuela (Chen, Dong y Zhou, 1997).

Se descubrió que la crianza autoritaria se relaciona positivamente con una baja asertividad y un comportamiento agresivo, y negativamente con la aceptación de los compañeros, la capacidad social y el éxito académico en la escuela. Se ha observado que la actitud autoritaria resulta en altos niveles de ansiedad y problemas de conducta en el niño. (Thompson, Hollis y Richards, 2003) 

Como resultado, podemos ver que los niños tienen diferentes rasgos de personalidad según su educación. Cada comportamiento de la madre y del padre tiene un impacto significativo. En primer lugar, tener el control de forma no opresiva en un ambiente familiar donde se brinda amor, confianza y respeto trae resultados positivos. Obtener ayuda para los problemas encontrados a pesar de todas las actitudes adecuadas se puede resolver fácilmente y crea un ambiente de comunicación más saludable dentro de la familia.

 

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