Los síntomas de la depresión estacional pueden afectar la calidad de vida de una persona, además de causar dificultad para realizar las tareas diarias y tomar las decisiones correctas. Algunos de estos síntomas son; Desgana, desesperación, pérdida de apetito o de comer constantemente, sentimiento de inutilidad, infelicidad, trastornos del sueño, pesimismo, sentimiento de depresión, llanto sin motivo, fatiga extrema, tensión, pérdida de la alegría de vivir.
El El espectro completo de la depresión estacional se puede enumerar de la siguiente manera. Se desconoce la causa, pero se están considerando varias hipótesis. La melotonina, las hormonas serotoninérgicas, las características hereditarias, los rasgos de personalidad y las depresiones previas se enumeran como los más destacados.
Se ha determinado que el efecto de una hormona llamada melatonina es importante en la depresión estacional. La hormona melatonina, una hormona producida por la glándula pineal en el cerebro, aumenta en ambientes oscuros. En otoño e invierno, el acortamiento de los días y la disminución de la exposición solar hacen que esta hormona aumente. Un aumento de la hormona melatonina puede provocar efectos como ralentización de los movimientos físicos de la persona, fatiga, somnolencia, etc.
También es importante que la hormona serotonina disminuya de forma inversa al aumento de la hormona melatonina. La serotonina es una sustancia química (neurotransmisora) que afecta la energía, la alegría y el entusiasmo de las personas y se sabe que aumenta su producción en el cuerpo con la luz solar. Por este motivo, se considera un factor importante en la formación de la depresión estacional en cuanto a reducción de energía y entusiasmo.
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