Revisión de una historia de neurosis infantil

Quiero ver las neurosis más de cerca examinando el caso de neurosis conocido como el caso del hombre lobo de Freud. Este caso pertenece a un joven de 18 años que contrajo gonorrea. Le diagnosticaron un trastorno maníaco-depresivo. Han pasado 15 años desde la neurosis infantil del paciente. Esto muestra que las neurosis infantiles son útiles para comprender las neurosis adultas, del mismo modo que los sueños infantiles son útiles para el análisis en la edad adulta. Los padres del paciente son una pareja feliz que se casó siendo joven. Con el tiempo, su madre contrajo una enfermedad uterina y, como resultado, su padre se mudó de casa por problemas de salud mental. También tiene una hermana dos años mayor que él. El paciente no fue criado por su madre, que no podía cuidarlo mucho debido a sus problemas de salud, sino por una anciana del público. En un recuerdo reprimido que surgió más tarde, el paciente, junto con su cuidador, mira desde detrás de un automóvil en el que conducían sus padres y su hermano. El paciente, que inicialmente era un niño muy tranquilo, se puso de mal humor y enojado después de que sus padres regresaron de un viaje. Mientras tanto, la familia enferma se queda con la institutriz inglesa, y la familia atribuye a esto este cambio. El paciente explica que se asustó y gritó cuando vio por primera vez la imagen de un lobo en un libro. Mientras tanto, el paciente, que es un niño, empieza a tener miedo de muchos animales. Por ejemplo, recuerda haber tenido miedo de los insectos, pero también haberlos torturado. Afirma que fue religioso durante un tiempo y que se turnaba para besar las pinturas sagradas de su habitación antes de irse a dormir. Según Freud, se puede decir que este paciente padece una neurosis obsesiva. Piensa que tuvo una muy buena relación con su padre al comienzo de su infancia y que su padre lo amaba mucho. Explica que esta relación se dañó hacia el final de su infancia. En este caso se examinó el cambio de carácter del niño, el origen de las fobias y el origen de la religiosidad obsesiva. El primer incidente sospechoso que apunta a un complejo de castración es cuando la institutriz inglesa muestra su trasero cuando salen a la calle y dice: "¡Mira mi cola!". era decir. Cuando se examina el período de la niñez se ve que el período entre los 3 años, 3 meses y 4 años es cuando hay seducción. Parece haber síntomas neuróticos. Esta distinción se hizo a través de un sueño, no de un trauma. (Freud, 1918)

El paciente afirmó que en este sueño miró por la ventana al pie de su cama, la ventana se abrió y había lobos blancos en el árbol que veía desde la ventana. Dijo que éste era el primer sueño de ansiedad que había tenido. El hecho de que los lobos fueran blancos le recordó al paciente la granja con ovejas a la que iba con su padre. El miedo que sentía por parte de su padre fue la mayor causa de su enfermedad, y en este primer análisis de sueños se supo que el lobo tomó el lugar de su padre. La fobia del paciente se remonta al año y medio de edad, cuando vio a sus padres manteniendo relaciones sexuales. La ansiedad hizo que se negara a dejarse satisfacer por su padre. La razón por la que el lobo se la comió fue porque tuvo relaciones sexuales con su padre. Su padre reprimió su deseo de estar en una posición pasiva y fue reemplazado por una fobia a los lobos. Se ha observado que la fuerza impulsora de la represión es la libido sexual narcisista del niño. (Freud, 1918)

Según el enfoque visto en este caso, al analizar en profundidad las neurosis, se defiende que los recuerdos infantiles no son la reproducción de síntomas en la edad adulta, sino que consisten en fantasías que deben su origen a una regresión que se origina desde la infancia. Como las personas neuróticas tienden a aferrarse a fantasías que les hacen retroceder, se les debe tratar impidiéndoles que lo hagan y trayendo a la conciencia estas formaciones inconscientes. (Freud, 1918)

En el análisis se debe seguir un camino similar al análisis en el que estas fantasías infantiles se creen reales. La diferencia entre estos sólo se revelará al final del análisis. En esta etapa, después de examinarlos, se debe decir al paciente que se trata de productos de fantasía que le hacen olvidar sus deberes y responsabilidades de la vida real, y que se debe examinar la conexión entre estos deberes y las fantasías. De esta forma, el tratamiento resultará útil en la vida real. Si, cuando surgen estas fantasías, la atención del paciente se dirige a otra parte sin ser examinada, se apoyará este mecanismo neurótico del paciente. Por tanto, los recuerdos de la infancia deben verse y examinarse desde esta perspectiva. Es posible que estos recuerdos no siempre reflejen la realidad y, a menudo, están distorsionados. En los sueños cambia de lugar especialmente con estas escenas. Si en el análisis se retoman las mismas escenas, el sueño debe tomarse y examinarse como un recuerdo. (Freud, 1918)

Con este caso, Sigmund Freud demostró que lo que ocurría a los cuatro o cinco años por sí solo podía producir neurosis. En este caso, la escena primordial implica una relación sexual. Ya sea real o fantástica, la escena de la relación sexual entre sus padres no es infrecuente en el análisis de los neuróticos. A medida que el análisis llega a su fin, pueden surgir recuerdos no expresados ​​anteriormente. Según este caso, la primera escena que recordó sin la intervención de Freud le hizo pensar que el tratamiento había terminado. Porque a partir de ahora la resistencia mencionada antes ha desaparecido.

Si consideramos las fobias viendo este caso, es posible decir que la fobia se produce con un efecto genital. Al desarrollar la autoansiedad, la persona intenta protegerse de algo que ve como una amenaza. Sin embargo, dado que el proceso de represión deja una huella, emerge como un síntoma. Dado que el objeto hacia el que se dirige el objetivo sexual percibido como peligroso debe estar representado por otra cosa en la conciencia, se transforma en otro objeto con desplazamiento y se convierte en una fobia. En este caso se comprobó que el miedo al padre surgió en la conciencia como fobia a los lobos. A raíz de este caso, Sigmund Freud dijo que la ansiedad de castración es la ansiedad que provoca que se produzcan las fobias. (Freud, 1918)

El objetivo del tratamiento psicoanalítico no es un cambio rápido o una normalización, sino asegurar un progreso positivo en el desarrollo de la vida neutralizando los obstáculos. (Freud, 1918)

 

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