Comprender la ansiedad

La ansiedad surge con reflejos tanto mentales como físicos de nuestras expectativas negativas. Si bien son muchas las reacciones que se reflejan en el cuerpo (temblores, sudoración, etc.) cuando estamos ansiosos, los pensamientos negativos se enumeran uno tras otro en nuestra mente. Estos pensamientos son: "Algo malo me sucederá y me dolerá ser vulnerable". Se puede decir que se basa en la idea. En definitiva, la ansiedad es un trastorno mental, aunque se manifieste por motivos biológicos. Incluso comprender cómo funciona nuestra mente en momentos de ansiedad no resuelve por completo el problema de la ansiedad, pero puede ser un comienzo eficaz y terapéutico para reducir nuestra ansiedad. Por eso, en esta entrada del blog conocerás mejor la ansiedad y darás el primer paso terapéutico a través de información esclarecedora sobre cómo funciona nuestra mente cuando estamos ansiosos.

Las diferencias y similitudes entre ansiedad y miedo

Es necesario empezar por definir correctamente la ansiedad. La ansiedad y el miedo son emociones que muchas veces se confunden. Mientras que el miedo surge como resultado de un evento u objeto amenazante en ese momento, la ansiedad se manifiesta únicamente al pensar en ese objeto o evento. Por ejemplo, el miedo nos acompaña cuando estamos huyendo de un perro que nos persigue. Sin embargo, cuando entramos a la calle donde nos persigue el perro, imagina que vuelves a estar preocupado aunque el perro no esté. A este estado emocional lo llamamos ansiedad, no miedo. La similitud entre los dos son las reacciones físicas de ansiedad y miedo en nuestro cuerpo. Incluso si el perro no está ahí en el momento de ansiedad, “definitivamente vendrá antes que yo./ ¿Y si el perro está ahí?” Nuestros latidos del corazón pueden acelerarse y nuestras manos pueden sudar. Nuestro cuerpo puede reaccionar como si el perro estuviera allí.

Podemos observar reacciones físicas como

tanto en la ansiedad como en el miedo.

En resumen, en la ansiedad, a diferencia del miedo, sólo nos preocupa el pensamiento de un evento u objeto, sin él mismo. Reacciones corporales similares o idénticas están fuera de nuestro control, incluso aunque el objeto del miedo no esté allí. emerge.

¿Por qué nos preocupamos?

El miedo surge automáticamente para protegernos de un objeto o situación que supone una amenaza en ese momento . En realidad, la ansiedad es similar a esto, y es un estado emocional que es beneficioso que ocurra en un cierto ritmo para protegernos. Tampoco me esfuerzo por superar estas barreras a menos que esté preocupado por los exámenes, el desempeño, terminar un informe mientras estoy en el trabajo o por el futuro de mi hijo. No tomo ninguna medida de precaución. Por tanto, la presencia de cierta ansiedad por algunas situaciones nos motiva a esforzarnos.

¿Cuándo se convierte la ansiedad en un problema?

Si la ansiedad es una respuesta natural y necesaria, ¿por qué no considerarla un problema? ¿En psicología? Lo aceptaremos. Por los motivos que comentamos anteriormente, eliminar la ansiedad por completo nunca puede plantearse como objetivo. Además, no es posible eliminar por completo la ansiedad. Lo importante es que el nivel de ansiedad sea suficiente. No es necesario trabajar para reducir la ansiedad si mi ansiedad no provoca cambios significativos en mis actividades diarias, apetito y sueño. Si estos síntomas físicos están presentes y hay creencias de que seré “fracaso”, “inadecuado” o que todo se arruinará en mis pensamientos sobre el tema que me preocupa, probablemente necesite bajar mi nivel de ansiedad.

¿Cómo puedo reducir mi ansiedad?

Cuando tu ansiedad aumenta al nivel de convertirse en un problema, es muy importante trabajar con la mente, aunque haya reacciones en tu cuerpo. En la raíz de la ansiedad hay un pensamiento negativo estereotipado en tu mente: "Todo saldrá mal". “Algo malo me va a pasar”, etc.

Una pequeña actividad relacionada con la ansiedad que puedes realizar siguiendo los pasos a continuación puede resultarte útil para empezar:

Paso 1: Cuando reconsideres la situación que te preocupaba, observa qué frase negativa de ansiedad pasa por tu mente. (por ejemplo: “Me lastimarán”, “Seré vulnerable”, “Fracasaré”, “Me lastimarán”, “Mis hijos/familia se verán lastimados”

Paso 2: Ahora califica la probabilidad de que este pensamiento negativo que crees te suceda como porcentaje.

Paso 3: Por ejemplo, incluso si la tasa es del 90% para usted, hay un 10% de posibilidades de que no le pase nada malo. ¿Qué puede incluirse en ese 10%? Piensa en lo que podría pasar si todo no saliera tan mal como crees.

Paso 4: Si es posible, anote estas calificaciones y probabilidades en un papel.

5. Paso: Vuelva a consultar este documento un día después. ¿Que estás sintiendo? ¿La tarifa sigue siendo la misma para ti? Trate de darse cuenta de que incluso si todo sigue igual, hay un 10 % de posibilidades de que no le suceda algo malo.

Hacer esta actividad varias veces y observarla le ayudará aumente su conciencia de su ansiedad. Sin embargo, puede que no sea suficiente. A medida que la ansiedad crece, será más difícil lidiar con ella. En tal situación, sería beneficioso continuar con un especialista.

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