De vez en cuando, la mayoría de nosotros experimentamos una situación como esta: Tenemos una tarea/proyecto importante. Pensamos en cómo podemos hacerlo, lo planificamos... Pero cuando llega el momento de hacerlo, no podemos empezar, siempre se interponen otras cosas en el camino. Esto se llama comportamiento de procrastinación.
La procrastinación no es en realidad un problema de sincronización. En lugar de no poder encontrar o hacer tiempo, podemos pensar que no podemos realizar la tarea en el tiempo disponible. Las investigaciones también predicen que el comportamiento de procrastinación está relacionado con la autorregulación (Pychyl y Sirois, 2016).
Puede haber muchas razones para la procrastinación. Entre estos, podemos enumerar la incapacidad para gestionar emociones desafiantes, las actitudes perfeccionistas, la tendencia a la catastrofización, el no saber cómo hacer la tarea, la falta de alegría ante la tarea y la falta de confianza en uno mismo. Para superar el estrés que surge en estas situaciones, en realidad posponemos la tarea. Esto nos da alivio a corto plazo porque nos libramos de esta situación estresante, al menos por un tiempo.
Sin embargo, los efectos del comportamiento de procrastinación son negativos a largo plazo. Por ejemplo, la calidad del contenido del trabajo realizado es baja y el nivel de estrés general de la persona es alto.
Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar la procrastinación?
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Dividir una gran tarea en pequeños pedazos Podemos evitar que nos intimide dividiéndola.
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Podemos intentar alejarnos de escenarios catastróficos, y cuando nos demos cuenta, Estamos atrapados en ellos, podemos hacer ejercicios de respiración para permanecer en el momento presente.
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>Podemos trabajar para cambiar nuestra percepción errónea de que tenemos que hacer todo a la perfección. Considerar escenarios con mayor probabilidad e implementación puede ser útil en este sentido.
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Planificar en términos generales cómo llevaremos a cabo la tarea e intentar entender su curso de antemano elimina la incertidumbre.
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Si la tarea nos parece desagradable, podemos intentar motivarnos recordando la “razón” por la que tomamos este camino en primer lugar.
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En lugar de castigarnos por los errores, podemos ofrecernos soluciones adecuadas. Podemos recompensarnos por el esfuerzo que ponemos en la tarea considerando lo que hemos logrado.
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Notificado a otros Nuestra probabilidad de realizar el trabajo que nos proponemos aumenta. Podemos intentar evitar la procrastinación informando a amigos que nos ayudarán.
Espero que estas sugerencias generales que he recopilado te ayuden a reducir tu procrastinación. Por otro lado, las recomendaciones generales pueden no resultar beneficiosas para algunas personas. Si cree que no está motivado a pesar de haber probado muchos métodos, sería una buena idea buscar el apoyo de un profesional de la salud mental.
Mis mejores deseos,
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