Dado que el matrimonio es una elección, poner fin al matrimonio también es una elección. Los cónyuges pueden solicitar el divorcio cuando tienen dificultades para comunicarse entre sí, cuando disminuye el compartir, cuando deciden estar con otra persona o por otros motivos. Aunque el divorcio causa problemas psicológicos incluso en los adultos que deciden hacerlo, esta situación puede volverse aún más complicada en el caso de los niños.
Sabemos que muchas personas no quieren terminar su matrimonio porque piensan en sus hijos. Para mí; Vivir en un ambiente familiar donde hay peleas constantes y ruidos puede afectar aún más negativamente el desarrollo y el estado mental de los niños. Por supuesto, no quiero decir que el divorcio deba ocurrir en cada conflicto y situación negativa, pero si no hay salida, el divorcio es inevitable. Sin embargo, este incidente no debe dramatizarse ni convertirse en una situación inextricable.
Después de que los cónyuges deciden divorciarse, deben compartir esta situación con sus hijos. Aunque sea difícil, hay que intentar parecer tranquilo delante de los niños y no perder el control. Si los cónyuges parecen confiados y hablan consistentemente, los niños aceptarán la situación más fácilmente, incluso si están molestos.
Es importante recordar esto; Los cónyuges pueden divorciarse entre sí, pero no pueden divorciarse de sus hijos.
Tener padres divorciados o ser miembro de una familia divorciada no es perjudicial en sí mismo. Lo que importa es la calidad de las relaciones entre los miembros de la familia y la vida familiar. Las reacciones de los niños ante la separación y el divorcio dependen en gran medida de las reacciones de los cónyuges entre sí. Es necesario asegurarse de que el niño supere este evento con el menor daño.
Si se ha tomado una decisión de divorcio, la mejor manera es no ocultar esta situación a los niños. Si uno de los cónyuges se va de casa sin dar ninguna explicación, el niño puede sentirse rechazado y no deseado y puede verse a sí mismo como responsable de todo. Cuando hable con ellos, explíqueles que no son responsables de los problemas entre usted y su cónyuge ni de su decisión de romper. Trate de no parecer infeliz ni perder el control delante de los niños. Trate de dar respuestas claras y concisas a las preguntas y no se culpen unos a otros. También cabe señalar que puede ver al padre que sale de casa cuando quiera.
Los niños pueden desarrollarse mentalmente sanos y quedarse con las personas. Poder establecer relaciones compasivas y amorosas depende de que estén cerca de las personas más importantes en sus vidas, sus padres. Los cónyuges experimentan juntos sentimientos de ira, resentimiento, desprecio y culpa durante el período de divorcio, pero es necesario mantener a los niños alejados de estos sentimientos.
Los divorcios se han vuelto tan comunes que incluso los niños con una vida familiar feliz se sienten como si los padres de sus mejores amigos. Les preocupa que sus padres también se divorcien.
Si quiere ayudar a su hijo, trate de compartir sus sentimientos y pensamientos, escúchelo y comprendalo. Además, cuando comience el proceso de divorcio, debes mantenerlos alejados del entorno judicial y no obligarlos a tomar partido. Los cónyuges deberían poder unirse en las decisiones relativas a sus hijos. No debes utilizar a tu hijo para castigar a tu ex cónyuge.
Hazles saber a tus hijos con tus acciones y verbalmente que los amas mucho.
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