Hay muchas cosas que permanecen en un segundo plano durante el proceso matrimonial pero que se vuelven vitales después del proceso. Durante el proceso, los novios se apresuran a presentar todo a la perfección, soñando con una boda magnífica. Del vestido de novia al traje de novio, de las flores al recibidor, de espinilla en espinilla… Piensan que la boda perfecta les abrirá las puertas a un matrimonio perfecto después de pagar mucho dinero.
A ver si los hechos son así;
No estoy seguro de que muchas cosas se transmitan correctamente a los jóvenes que inician el proceso matrimonial. Los rumores, la información incompleta, inflada o distorsionada colocan dinamita en la raíz del matrimonio y las relaciones. Es necesario examinar cuidadosamente cada dato y preguntarse si es válido para cada relación. Es muy importante que toda pareja que inicia el proceso matrimonial sea consciente del proceso en el que está iniciando antes de ahogarse en detalles financieros que no benefician la relación. Incluso corregir mitos y creencias falsas cambiará la forma en que muchas personas abordan las relaciones. En primer lugar, debemos saber que no hay dos relaciones iguales. La relación tiene una estructura y textura que es algo separada y autónoma de las personas que la establecen. Este tejido no se parece a ningún otro tejido, del mismo modo que un ser humano no es igual a otro ser humano. Por tanto, fórmulas válidas en una relación pueden provocar el fin de otra relación. Es fundamental que cada pareja se conozca a sí misma, a su pareja y a su relación y encuentre fórmulas en consecuencia. Si hablamos del cliché pero también del dicho "el amor es trabajo", una de las falsas creencias de las que las parejas que recién se casan deberían deshacerse es que el matrimonio simplemente se mezcla con la felicidad. Así que no hay felicidad que venga incluida en el paquete del matrimonio. Los socios necesitan generar felicidad trabajando juntos y dedicando tiempo. Otro mito es que el amor es algo que nunca termina. El amor va tranquila y lentamente cuando no hay nadie que se esfuerce por conseguirlo. Para que el amor exista permanentemente en la relación es necesario convencerlo, esforzarse y esforzarse. En el proceso previo al matrimonio, ambas partes piensan que caerán en un mundo mágico después de firmar, pero este mundo no es más que la vida real. En esta vida real hay tristezas, discusiones, desacuerdos, alegrías y felicidad. En definitiva, está presente en todo y es normal tenerlo. Conviene recordar una vez más que las parejas que no pueden adaptarse a este mundo, al que entran con grandes expectativas en los primeros años, construirán la relación paso a paso con paciencia, esfuerzo y tiempo. La magia de este mundo radica en el lado sanador, restaurador y transformador de la relación que se fortalece con el tiempo. Al igual que las piedras que toman formas únicas a lo largo de los siglos al frotarse entre sí en una orilla y romperse con sus bordes afilados, las parejas también toman forma, maduran y se transforman con el tiempo. Mientras haya amor, trabajo y esfuerzo...
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