Personalmente, hay áreas de nuestras vidas que no podemos controlar ni queremos controlar. No podemos controlar individualmente la tasa epidémica del coronavirus. No podemos controlar las noticias negativas e infundadas que se comparten en los medios. Compartirlos, hablar de ellos, perderse en ellos es uno de nuestros obstáculos. La atmósfera de pánico puede crecer y podemos estar expuestos a mayores fluctuaciones en este ámbito. Nuestro amigo, familiar o alguien que tenga más pánico que nosotros puede desencadenarnos. Hoy en día, el mundo digital es a la vez veneno y antídoto. Nuestro mayor recurso aquí es; Ver y comprender nuestros pensamientos, emociones, reacciones físicas, ya sea que podamos controlarlos o no, y actuar en consecuencia. Cuanto mejor seamos capaces de gestionar nuestra propia aptitud como individuos, más beneficiosos podremos ser para nuestra familia, nuestro entorno y la sociedad. Ninguno de nosotros sabe exactamente qué tipo de transformación nos espera interna y externamente una vez que la epidemia sea controlada y volvamos a nuestra vida normal, pero la veremos si la experimentamos juntos. Está claro que no todo se restablecerá de inmediato, quedarán algunos rastros y efectos. De hecho, los efectos que permanecerán no sólo se limitarán a nosotros, sino que probablemente continuarán en capas profundas que se transmitirán a las generaciones futuras.
Puedo hacer las siguientes sugerencias para afrontar el estrés y ansiedad estos días; Necesitamos dormir bien, llevar una buena alimentación, beber suficiente agua, alejarnos de hábitos poco saludables y prestar atención a otras precauciones recomendadas por los expertos. Podemos utilizar diferentes formas de expresarlos emocionalmente de forma saludable sin ignorarlos. Escribamos sobre nuestros sentimientos durante 10 minutos o 2 páginas cada día, según nos apetezca. Llevar un diario y anotar sentimientos y pensamientos crea un efecto terapéutico. No hay que olvidar que existe una conexión neurológica entre nuestras manos y nuestro cerebro. Expresarse a través del arte y la música también puede ser un método. En resumen, dejémoslos fluir.
Planifiquemos algunas actividades que creemos que nos vendrán bien cada día. Leer libros, caminar al aire libre si es posible, meditar, tomar siestas cortas, cantar, dibujar, hacer rompecabezas, mandalas, ducharnos y capacitarnos online sobre temas que nos interesen. Agreguemos este tipo de actividades a nuestra vida, aunque sea breve. distanciamiento social Llegó a nuestras vidas y si dura mucho tiempo no será bueno para nosotros. En este sentido, hacer llamadas telefónicas, comunicarnos y hablar de cosas positivas con las personas que amamos será importante para nuestra aptitud espiritual.
El criterio que siempre debemos tener presente es en qué medida nuestra calidad de vida diaria y funcionalidad se ve afectada o no. Si experimenta una intensa desgana y falta de energía ante la vida, entonces sería útil tomar estos síntomas en serio y buscar ayuda profesional.
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