Aunque los pensamientos sobre la terapia han comenzado a cambiar hoy en día, las frases que escuchamos con frecuencia de quienes nos rodean continúan persistiendo. ¿Qué hará el psicólogo? ¿Cómo desaparecerán mis problemas cuando hablemos? ¿Qué me puede decir el psicólogo que no sepa? ¿Estoy loco? Vas al psicólogo, etc. La prevalencia de tales pensamientos continúa desmotivando a las personas que tienen dificultades para encontrar soluciones. En ocasiones, las personas que deciden acudir a un terapeuta a pesar de estas afirmaciones pueden aplicarse a personas que no tienen formación en terapia, y la creencia de que la terapia no sirve de nada se vuelve aún más fuerte debido a la decepción creada por las experiencias desagradables que han tenido. Esta situación provoca un aumento de los pensamientos de que no es posible deshacerse del problema, y por tanto hace que la sensación de impotencia de las personas que experimentan el problema siga aumentando. Sin embargo, estamos atrapados entre el sueño de tener una varita mágica en manos del terapeuta y la creencia de que tal cosa no puede suceder.
Entonces, ¿por qué puede suceder? ¿Ya no solucionamos nuestros problemas nosotros mismos?
Experimentar dificultades para resolver problemas en realidad surge de nuestra necesidad espiritual de encontrar una solución. Nuestros sistemas fisiológicos y espirituales siempre están tratando de protegernos. Sin embargo, en los casos en los que no es suficiente o hay sobrecarga, intenta mostrar que necesitamos cambiar algo dando señales. Probablemente no notamos o ignoramos las pequeñas señales que dio antes. Por esta razón, las señales se vuelven más perturbadoras y lo suficientemente grandes como para requerir esfuerzo para descifrarlas. Además, los problemas no se pueden resolver dentro del sistema de pensamiento que los creó y del entorno que los creó. La persona que inicia la terapia primero aclara mentalmente cuál es el problema y se da cuenta de cómo se desarrolló este problema. Durante las sesiones, comienza a hacer conexiones sobre las razones de los patrones de comportamiento que inconscientemente evita y de los que no es consciente o no quiere ver, y que crean malestar en su vida. Por supuesto, es importante trabajar con expertos que tengan formación en terapia para evitar la decepción y la desmotivación.
Lo más importante que debes saber es que vas a terapia una vez y todos tus problemas desaparecen. No es un método doloroso, el problema no se puede eliminar con una palabra del terapeuta o con su increíble capacidad resolutiva. Durante este proceso, tu terapeuta te ayuda a salir del sistema que crea el problema. Cambiar este sistema de pensamiento y por tanto el sistema de comportamiento que crea el problema llevará, por supuesto, tiempo y variará dependiendo de la velocidad de la persona. Todos sabemos que a veces, aunque sepamos lo que debemos hacer, se necesita tiempo para actuar. La terapia es una herramienta poderosa para que usted reconozca y cambie estas razones que impiden el cambio. Todos tenemos heridas y es poco probable que las resuelvamos por nuestra cuenta. La razón de esto no es que no seamos lo suficientemente fuertes para manejarlo, sino porque no podemos darnos cuenta de la fuente principal del problema porque ocurrió hace mucho tiempo.
Por esta razón, la terapia es en realidad una herramienta que nos permite liberarnos. Nosotros solucionamos los problemas que experimentamos, no nuestro terapeuta. Sin embargo, para poder solucionarlo, primero debemos verlo y darnos cuenta.
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