En esta era, donde nos rodean estándares de belleza inaccesibles y fotografías retocadas con Photoshop, se ha vuelto cada vez más difícil aceptar nuestro cuerpo, y especialmente nuestro peso, tal como lo vemos en la báscula. Una relación poco saludable con nuestro cuerpo puede derivar en trastornos alimentarios. La bulimia nerviosa, que comienza en la adolescencia y la edad adulta temprana y se observa con más frecuencia en mujeres que en hombres, es un trastorno alimentario caracterizado por ataques de atracones seguidos de conductas compensatorias para no ganar peso.
La bulimia nerviosa progresa en un ciclo llamado "comer-purgar". Una persona bulímica puede sufrir ataques nutricionales en los que come sin control. Independientemente de la sensación de hambre que sienta durante estos ataques, puede dedicarse a la comida como si no tuviera el control. Por lo general, este proceso va seguido de ataques de vómitos. La persona también puede acudir a depurarse de diferentes formas para deshacerse del exceso de calorías. En este proceso también se incluyen el ejercicio excesivo o el ayuno, las restricciones calóricas, los fármacos laxantes y las dietas poco saludables. Puede que no siempre sea fácil notar estos comportamientos, pero algunos síntomas como quejarse constantemente y tener miedo de ganar peso, estar siempre preocupado por la forma y el peso del cuerpo, daños en dientes y encías e hinchazón constante en las manos y Los pies pueden ser notados por el entorno inmediato. El reconocimiento de la bulimia por parte de los demás es importante ya que puede aumentar la probabilidad de que la persona obtenga apoyo.
Aunque los factores biológicos y hereditarios se encuentran entre los factores que pueden aumentar el riesgo de bulimia, la actitud del entorno cercano hacia la alimentación y el cuerpo también puede provocar que la persona tenga una alimentación poco saludable. Las fuentes afirman que las personas cuyos cuerpos son criticados por sus familias y que son intimidadas debido a sus características físicas tienen más probabilidades de desarrollar un trastorno alimentario. La adolescencia es un período en el que el cuerpo de una persona cambia y aumenta la posibilidad de estar expuesta al acoso de sus compañeros, por lo que el riesgo de sufrir trastornos alimentarios es relativamente mayor. Por este motivo, es muy importante que los padres no hagan comentarios duros sobre el cuerpo de sus hijos y no los hagan sentir mal por su aumento de peso. Por el contrario, su cuerpo Pueden guiarlos para que se acepten y amen a sí mismos en todos los sentidos.
La bulimia nerviosa, que puede provocar problemas de salud mucho mayores a largo plazo, puede tratarse consiguiendo el apoyo necesario y la persona puede continuar su vida de forma saludable. Es de gran importancia tratar la bulimia, ya que puede provocar muchos problemas de salud, desde irregularidades menstruales hasta insuficiencia cardíaca. Es importante ser tratado no sólo con psicoterapia sino también bajo la supervisión de un médico para garantizar que no se produzcan complicaciones.
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