Los años de la infancia son de importancia crítica en términos del desarrollo de la personalidad de un individuo y la adquisición de muchos comportamientos. Durante este periodo, es muy importante que el niño cuente con un ambiente de aprendizaje saludable y adecuado, tanto a nivel psicológico como social. Algunos comportamientos negativos como la agresión pueden ocurrir en la niñez. Estos comportamientos negativos pueden exhibirse en varios lugares y frente a diversos eventos y pueden poner en problemas tanto al niño como a su entorno inmediato.
Hay emociones que acompañan a la agresión. La más crítica de estas emociones es el sentimiento de "ira". Los niños pueden tener dificultades para afrontar la ira, lo que puede ponerlos en situaciones en las que no saben qué hacer. Puede haber varias razones por las que un niño se enoja y muestra un comportamiento agresivo. Situaciones como sentirse herido, conflictos internos, no satisfacer necesidades o enfrentar consecuencias inesperadas se pueden citar como ejemplos de estas razones. También es posible que los niños exhiban comportamientos negativos como la agresión al tomar a sus compañeros como modelo. Se ha observado que los niños en edad preescolar de entre 3 y 5 años pueden enojarse fácilmente y exhibir un comportamiento agresivo. Las razones de esto pueden ser que no pueden expresarse lo suficiente, que alguien les impide realizar una conducta que desean o que se ven obligados a compartir sus juguetes o cualquier pertenencia que les pertenezca. Los niños en edad escolar entre 6 y 8 años experimentan enfado y lo expresan por motivos distintos a periodos anteriores. Los niños de esta edad tienen la capacidad de expresarse, y las negatividades que viven, las situaciones que no les gustan, la discriminación y exclusión a la que están expuestos pueden hacer que se enojen.
Cuando los niños sienten ira y exhibe estos sentimientos junto con comportamientos que podemos llamar agresión, los padres reaccionan ante esta situación y pueden intentar cambiar y calmar a su hijo. Existen diversos métodos para el manejo de la ira que los padres pueden aplicar a sus hijos y enseñarles a gestionar esta situación.
En primer lugar, es importante comprender las situaciones que provocan la ira en el niño y en qué medida. estas situaciones crean tensión en el niño. para que se puedan desarrollar soluciones adecuadas. Responder con ira a un niño enojado puede dificultar la situación. Además, reaccionar con enojo puede hacer que el niño se enoje aún más y muestre un comportamiento agresivo en lugar de calmarlo. Escuchar al niño con calma y tratar de comprender cuál es el problema y por qué está enojado allana el camino para encontrar soluciones y garantiza que se cumplan los deseos del niño (si es posible). Sin embargo, durante una rabieta no se debe hacer lo que el niño quiere. Este comportamiento puede hacer que el niño refuerce la ira y el comportamiento agresivo. Después de que el niño se calme, los padres deben decir que no aprueban este comportamiento, pero no se deben utilizar expresiones como "Estoy enojado contigo" con el niño porque exhibe este comportamiento agresivo. El niño necesita saber que es amado y será amado por sus padres en todas las circunstancias.
Es importante que los niños reconozcan las emociones y las acepten. Los niños que reconocen y aceptan sus emociones pueden tener más éxito a la hora de afrontar la ira. En este punto se pueden realizar con los niños diversos juegos y actividades que les ayuden a reconocer sus emociones. Por ejemplo, todos los miembros de la familia pueden hacer un dibujo de cómo se sintieron ese día en una hoja de papel, mostrar estas emociones con sus expresiones faciales e intentar adivinar los sentimientos de los demás. Alternativamente, pueden hablar sobre cuándo experimentan diversas emociones y en qué parte de su cuerpo sienten estas emociones.
Enfatizamos la importancia de dar tiempo a los niños que se enojan y exhiben un comportamiento agresivo para que se calmen. Tener un rincón propio del niño en casa le permite regular sus emociones. Cuando el niño está pasando por un momento difícil, indicarle que utilice esta zona puede ayudarle. Es importante crear este rincón junto con el niño porque sería mejor que él decidiera qué artículo sería bueno para el niño. Además de los elementos elegidos por el niño, en este rincón se pueden colocar cojines, libros favoritos y peluches.
En ocasiones, es posible que no se encuentre una solución a las rabietas y a las conductas agresivas, pudiendo el niño desarrollar trastornos del estado de ánimo, trastornos de conducta o trastornos de ansiedad. En tales casos, asegúrese de obtener ayuda de un experto. Debe considerarse.
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