Cada período de nuestras vidas tiene diferentes cambios y transiciones. Pasar de la infancia a la niñez, pasar de la escuela primaria al bachillerato, mudarse a una nueva casa o trabajo, entrar en diferentes relaciones, mudarse a un nuevo ámbito... Adaptarse a los cambios y acostumbrarse a ellos puede ser a menudo una experiencia dolorosa y difícil. proceso. La adolescencia es un proceso en el que se producen muchos cambios hormonales, emocionales e intelectuales, es decir, psicológicos y fisiológicos. Los adolescentes no sólo experimentan los beneficios de este proceso ellos mismos, sino que también las personas que los rodean se ven afectadas por este proceso. . Por lo tanto, mientras el adolescente pasa por tantos cambios, los padres del adolescente también pasan y tienen que pasar por cambios. Este período es la parte más difícil y compleja de la vida, situada entre la niñez y la edad adulta, y juega un papel importante en la formación de nuestra identidad y rasgos de personalidad que guiarán nuestra vida futura.
Desacuerdos, ideas diferentes y los pensamientos se experimentan en cada momento de la vida. Lo importante es gestionar esos períodos de crisis. El rápido crecimiento y los cambios durante la adolescencia pueden dificultar que el adolescente controle sus emociones y su comportamiento. Estar atrapado entre la niñez y la edad adulta hace que las reacciones y las habilidades de afrontamiento tanto de los padres como de los adolescentes sean diferentes. Si bien los padres, por un lado, esperan que sus hijos en crecimiento se comporten de forma más madura y responsable, por otro lado, quieren que sus hijos cumplan sus palabras como antes y antes. Si bien el adolescente desea más libertad e independencia, también puede posponer o negarse a asumir la responsabilidad de sus acciones. Los conflictos entre padres y adolescentes surgen básicamente de estos dilemas. Hay actitudes típicas de la adolescencia. Estas actitudes se expresan de manera similar en todas las familias. Como desafiar a la autoridad, desobediencia, sensibilidad a la crítica, desagrado y crítica... Con estas actitudes, el adolescente intenta demostrar que es un individuo diferente a sus padres y mostrar su propia competencia ante sí mismo y su entorno. Por otro lado, tiene miedo de estar solo y cometer errores, y en secreto necesita que sus padres lo guíen. Sin embargo, de vez en cuando pueden expresar y comportarse como si no les gustara. Los padres también cambian. Pueden observar que sus hijos empiezan a tener una identidad completamente diferente de acuerdo con los signos, y se preocupan y, sin saberlo, muestran actitudes y comportamientos negativos ante estas situaciones. Un niño que solía ser más armonioso, obediente y más cuidadoso con sus responsabilidades, pronto empezó a abstenerse de hacerlo y a rechazarlas. Es precisamente en estas situaciones, cuando los padres intentan acercarse al adolescente en casa utilizando los métodos que utilizaron en los últimos años, la gravedad del shock en sus relaciones comienza a aumentar. Porque exactamente de lo que el adolescente quiere deshacerse y demostrar es que ya no es un niño. Sin embargo, los padres ignoran esto y quieren seguir actuando como niños.
Entonces, ¿qué deben hacer los padres? ¿Cuáles son las actitudes y métodos correctos? ¿Cómo establecer una comunicación más saludable con los adolescentes?
Situaciones que todas las familias nunca deben ignorar; Los miembros de la familia necesitan saber que son valiosos e importantes, sentirse seguros, desarrollar un sentido de cercanía y solidaridad, aumentar la conciencia de responsabilidad y desarrollar la capacidad de afrontar las dificultades encontradas. Las actitudes y comportamientos abordados con esta conciencia generarán habilidades de comunicación saludables y, por lo tanto, menos conflictos. Los elementos básicos a los que debemos prestar atención en una comunicación sana son:
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Debemos explicar el por qué de lo que queremos sin utilizar frases autoritarias, intimidantes o de autoridad.
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Incluso si los pensamientos del adolescente parecen infantiles o simples, se deben evitar los insultos, el ridículo, la humillación y las comparaciones.
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No se deben dar consejos se puede dar hablando constantemente sobre sus propias experiencias o las dificultades de su período.
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Se deben tener en cuenta las sugerencias de solución a los problemas encontrados y si hay puntos que necesitan mejora, se pueden mejorar. Sin embargo, los padres no deben verse a sí mismos como la única fuente de solución.
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La vida de los adolescentes no debe ser cuestionada y puesta a prueba con preguntas persistentes y constantes.
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Cada comportamiento positivo que realicen no debe ser cuestionado ni probado. No debe ser exagerado ni elogiado constantemente como si uno hubiera realizado una habilidad sobrenatural.
Sin embargo, a pesar de todo, existen algunos problemas. Si cree u observa que tiene dificultades para afrontar sus problemas o que no puede afrontarlos, no olvide buscar apoyo profesional para tener una salud mental saludable.
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