La ira es una de las emociones más básicas que se sienten. Es una respuesta emocional a la frustración, las amenazas, el dolor, los deseos insatisfechos y las expectativas no satisfechas. Aunque tratar de reprimir la ira parece una solución, en realidad no lo es. Aquí es importante expresar correctamente la emoción de la ira. Para ello, el individuo debe reconocer y diferenciar sus emociones y darse cuenta del verdadero motivo que subyace al sentimiento de ira. La ira puede llegar a ser perjudicial para la persona y su entorno cuando no es aceptada, no bien comprendida y expresada, y se transforma en agresión con una actitud agresiva.
Lo importante es llegar al verdadero origen de la ira. Es necesario evaluar si la persona o situación hacia la que diriges tu enojo es la fuente real de tu enojo. A veces, la persona o situación en la que se refleja el enojo puede no ser en realidad la causa real del enojo.
Si el enojo es demasiado intenso para controlarlo; Trate de distraer su atención observando el entorno y el entorno en el que se encuentra. Antes de explotar de ira, cuenta hasta 10 mentalmente sin poner en acción tus emociones. Si es posible, aléjate del entorno en el que te encuentras. Tomar aire fresco y dar un paseo puede ayudarte a calmarte. Si no es posible alejarse del ambiente, intenta calmarte poniendo tu cuerpo en una posición cómoda y respirando profundamente. Intenta imaginar que estás ahí/con ellos recordando las personas, situaciones y lugares que te hacen feliz. Cuando tu enojo se calme, piensa por qué has experimentado un enojo tan repentino y evalúa qué puedes hacer para afrontar esta situación.
Si tienes dificultades para resolver tus problemas relacionados con el enojo y no puedes pensar que puedes Puede afrontar bien los problemas que experimenta debido al enojo en su trabajo, vida escolar y relaciones privadas. Puede obtener ayuda de un experto.
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