Comprender las emociones

El objetivo principal de las emociones es determinar cómo vivimos, cómo nos relacionamos con la vida y cómo nos relacionamos con los demás. Las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos, las percepciones que creamos están constantemente determinadas por las emociones. Uno de los propósitos de las sesiones de terapia es identificar las emociones de la persona y comprender para qué sirven en ese contexto. En términos de significado, las emociones no son ni buenas ni malas. Son simplemente reacciones desencadenadas por muchos estímulos. Existían únicamente con el propósito de conectar a la persona con la vida. Es la inferencia que hacemos a partir de las emociones lo que determina nuestro bienestar y la forma en que las ponemos en acción.

Orgullo, vergüenza, vergüenza, excitación, que son básicos como Felicidad-Tristeza, Confianza. -Asco, Miedo-Ira, Sorpresa-Expectativa y su interacción. Hay emociones más mezcladas y de diferentes profundidades como Por ejemplo, los sentimientos de placer y confianza crean el sentimiento de amor. La ira tiene diferentes profundidades, como la ira y la molestia.

Es imposible escapar de las emociones negativas. Pero tiene propiedades protectoras. Por ejemplo, el sentimiento de ira por una relación motiva a la persona a evaluar y determinar una hoja de ruta. El miedo a una situación actual o posible empuja a la persona a tomar precauciones y realizar cambios. Todo el mundo experimenta emociones negativas de vez en cuando. Si bien puede ser difícil lidiar con ellos, es posible y se puede lograr si se deja engañar. Aunque es muy reconfortante reaccionar con emociones y sentimientos inmediatamente cuando encontramos un desencadenante, no resuelve la situación de forma permanente y puede crear otros problemas que deben abordarse en el camino. En primer lugar, es necesario definir la emoción negativa y esto requiere práctica. Es necesario centrarse en las emociones y las reacciones corporales. Por ejemplo, cuando experimentas una emoción negativa como la ira, “me enfado mucho cuando mi hijo no hace los deberes”. Conversaciones internas como estas evitan que crees más pensamientos negativos, ralentizan tus reacciones corporales y te permiten reconocer tu emoción.

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