Un dicho que la mayoría de nosotros hemos dicho o escuchado de nuestra familia o de quienes nos rodean es "¡Yo voy a donde, tú vas allí!". Hay otras frases similares:
No puedes ir a ningún lado sin mí.
No tocarás nada sin preguntarme.
No harás promesas a nadie sin mi permiso.
Estas oraciones se pueden derivar muchas veces. ¿No crees que a veces intervenimos en la vida de nuestros hijos más de lo necesario? No podemos encontrar el término medio entre ser demasiado liberal y demasiado opresivo. Cuando intentamos controlar y proteger, nos excedemos. De hecho, la mayoría de las cosas que hacemos sin darnos cuenta afectan negativamente el desarrollo de la personalidad de nuestro hijo, provocando que carezca de algunas habilidades cuando sea adulto.
¿Qué sucede cuando nos volvemos demasiado controladores?
En primer lugar, porque cada persona es diferente y esto puede tener muchas consecuencias. Uno de estos; Con la adolescencia, tu hijo puede desarrollar una actitud rebelde. Como los limitas demasiado, puedes hacer que se enojen contigo y se vuelvan agresivos o se alejen de ti.
A veces, se ven a sí mismos como inútiles, no amados e incompetentes. El sentimiento de "puedo hacerlo, puedo tener éxito" no se desarrolla en niños cuyas familias son controladoras.
Otro resultado posible es que continúen sus vidas como adultos que no pueden separarse de usted. Han actuado tan de acuerdo con sus puntos de vista que en la mayoría de los casos no tienen pensamientos, deseos, intereses o sueños propios. Cuando se casen, continuarán su vida matrimonial de acuerdo con sus ideas o no podrán separarse de sus cónyuges. Lo mismo sucederá a menudo no sólo en el matrimonio, sino también en la vida empresarial. Serán personas que no podrán producir nada nuevo, que no podrán ir más allá de lo que se cuenta y que quizás se les pueda llamar pasivos.
¿Qué se debe hacer?
Lo más importante para establecer una relación sana con tu hijo y que su personalidad se desarrolle positivamente es amor incondicional. Si un niño sabe que será amado sin importar lo que haga, establecerá una relación más positiva contigo y se relajará y relajará.
Lee libros sobre actitudes familiares. Hay muchos libros, artículos y publicaciones de blogs escritos sobre este tema. Aprende lo que es correcto . Tenga una actitud que no sea ni demasiado liberal ni demasiado controladora.
Lea libros sobre psicología infantil. Lea para comprender tanto a su hijo como a usted mismo. Tú también fuiste niño y así es como puedes comprender cómo tus experiencias afectaron tu personalidad. Cuando descubres sus efectos en ti mismo, empiezas a ser más cuidadoso con tu hijo.
Acepta que tu hijo es un individuo. Ellos también tienen intereses, sueños, gustos y disgustos, tristezas, miedos, sus propios pensamientos y deseos. Si no quiere ir contigo a casa de tu vecino, hay una razón. No seas contundente hasta que sepas el motivo. Respete sus deseos y decisiones.
Anímelos a expresar sus sentimientos. Generalmente, los conflictos surgen porque las partes no pueden expresar sus sentimientos.
Cuando se enojen o molesten por algo, trate de entender de qué se trata, no los juzgue de inmediato.
No subestimar sus sentimientos y pensamientos.
Dale oportunidades. Para que conozca el mundo, la vida, las personas e incluso los animales... Apóyalo a descubrir lo que disfruta y a crear sus sueños para el futuro.
Recuerda, los padres preparan a sus hijos para la vida criándolos. Al prestar atención a estos detalles, puede asegurarse de que su hijo no se vuelva dependiente de usted, no desarrolle pensamientos negativos sobre sí mismo ni sienta enojo hacia usted.
Leer: 0