Durante años, el principal sentimiento que desencadenaba los miedos al parto de nuestras mujeres en nuestros hospitales era estar solas y que las dejaran solas durante el parto. Muchas mujeres gritando y gritando en salas parecidas a salas llamadas salas de parto, diciendo que iban a dar a luz normalmente... Muchas mujeres que no podían confiar en sus cuerpos y en sí mismas, que esperaban no dar a luz sino ser entregado... Muchas mujeres en un estado de miedo, ansiedad y pánico dieron a luz así. A esto lo llamamos parto normal.
En el parto natural, el apoyo emocional y físico que se debe brindar a la madre que da a luz es muy importante. La madre requiere apoyo ininterrumpido durante todo el parto. Este apoyo debe ser brindado tanto por un equipo profesional como por el cónyuge o ser querido de mayor confianza de la mujer embarazada dentro de la familia. El apoyo al parto no significa realizar un seguimiento de los datos médicos del bebé. Las parteras y los médicos ya lo hacen. El apoyo emocional orientado a la confianza lo brindan profesionales de apoyo al parto llamados doulas. El deber de las doulas es garantizar que la mujer que da a luz se sienta segura.
No se deben aplicar intervenciones de rutina a mujeres embarazadas a menos que exista una necesidad médica. Sin embargo, hoy en día estas intervenciones han comenzado a aplicarse a todas las mujeres embarazadas, sin distinguir entre embarazadas de alto riesgo y de no riesgo. Al decidir sobre la intervención en el parto, se deben evaluar cuidadosamente las ventajas y desventajas y se deben compartir con la familia de manera adecuada.
Las técnicas de pujo activo apoyadas por la gravedad se deben apoyar durante el parto. La clave de toda técnica de esfuerzo es el uso de la respiración abdominal. Si la madre pudiera escuchar instintivamente a su bebé, sabría cuándo podría nacer y podría dirigirlo. No es necesario que nadie más le diga cómo pujar. Lo único que necesita es saber que no está sola y confiar en quienes la rodean, en su bebé y en su cuerpo.
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